La niña sabía que era china. Tenía un hermano, hijo natural de sus padres adoptivos. Pero sabía que la querían más a ella, porque a su hermano se lo habían traído a casa pero, a ella, hubieron de ir a buscarla a China. Pero, claro, tampoco le extrañaba que hubieran hecho ese sacrificio porque, la verdad: ella era mucho más guapa que su hermano. Todos se lo decían.
Un día vino del colegio muy nerviosa:
-Fíjate mamá, hoy he visto una niña china. ¡Pero es que además tenía un hermano también chino! y, ¡¡hasta su papá y su mamá eran chinos!!
Un día vino del colegio muy nerviosa:
-Fíjate mamá, hoy he visto una niña china. ¡Pero es que además tenía un hermano también chino! y, ¡¡hasta su papá y su mamá eran chinos!!
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4 comentarios:
jajaja,
como cambia la perspectiva de lo que puede resultar extraño!
he disfrutado mucho este texto, por esa tibieza de amor con olor a colonia infantil que me despierta el texto.
y con esa sonrisita boba que me dejò,
te dejo yo un hasta luego,
despues de esta visita a este blog tuyo,
un poquito màs larga de lo normal, porque ya hacìa unos dias que no te visitaba; y decirte que la he disfrutado, y que ha sido un placer.
Pues me encanta que así haya sido.
Gracias.
vengo vía mostrenco y me ha encantado. Comento en este porque me ha gustado especialmente, pero el resto es igual de bueno.
Pues, gracias, hombre. Saludos al mostrenco y ya sabes por donde ando.
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