10 de enero de 2014

Bilis

“…Everybody knows that the boat is leaking,
everybody knows that the captain lied,
everybody got this broken feeling
like their father or their dog just died…”
(L. Cohen)


Existe un tipo de bilis que es un cóctel de cólera y asco, de ira y de náusea, que corroe despacio los forros del alma. Las mentes vagan erráticas, como náufragas o borrachas, bordeando el piélago donde las noticias diarias acumulan cieno sin descanso. Los ánimos son funambulistas temblorosos que cruzan a diario las simas de la información, mareados por el vértigo de la desvergüenza y el fedor descarado del cinismo. Y, sin embargo, somos marinería obligada de este barco que hace agua y en el que la tripulación sabe con certeza que el capitán, cuando no duerme, miente.

5 de enero de 2014

Añoranza

Hay personas con las que, por larga que haya sido la separación, los lazos fraternales se reanudan al instante. Y, fiados en esa garantía, dejamos pasar el tiempo sin verlas. Son afectos incondicionales que damos por seguros. Pero, tras muchos años de confiada indolencia, reparamos repentinamente en el peligro: la amistad puede no consumirse, pero sí el tiempo. Porque la duración de nuestras vidas no es tan indefinida como alguna vez imaginamos y, por ese error, esa inconsciencia, la llama viva de un afecto puede convertirse, de hoy para mañana, en la ceniza fría de un echar de menos.

Plus ultra

Frecuentemente la educación adquirida a lo largo de la vida, los lugares a que viajamos y las distintas comunidades entre las que vamos viviendo, nos producen cambios de mentalidad que no esperábamos. Y así, un día, nos sorprendemos repentinamente remontando el pequeño país y las peculiares tradiciones que siempre consideramos identidad sagrada, superando lo cercano y viendo más allá. Pero, desgraciadamente, en este proceso globalizador, las personas vamos siempre muy por detrás de quienes deciden nuestros objetivos, porque tendemos a refugiarnos en lo que nos rodea y porque tal proceso, si se da, suele ser lento, individual e involuntario.

2 de enero de 2014

La externalización del pecado o a la inversa

Cuando pecábamos, según la Iglesia, lo hacíamos por acción o por omisión. Hoy el pecado es únicamente un asunto interno para creyentes. En la sociedad laica, oficialmente, el pecado no es punible; lo son el delito y su hija menor que es la falta. Más, aunque el pecado, teóricamente, no exista para la ciudadanía, no han desaparecido las tentaciones y éstas, que son casi ingobernables y están siempre activas, nos llevan al delito usando más medios persuasivos de los que antes usaban para llevarnos al pecado, pues se sirven de: la acción, la omisión y, principalmente, la comisión.