23 de junio de 2013

La Batalla del Ebro



Yermo por dentro queda uno ante aquel campo de batalla, ante aquella fiesta real, fúnebre y salvaje de ateos, moros y cristianos, de sublevados y leales, de rojos y fascistas, de muertos de tantas ideas y lugares que, al final, sólo la muerte los hizo semejantes.
Desde la Sierra de Pandols se domina el escenario de la Batalla del Ebro y uno se siente incapaz de imaginar desde allí el enfrentamiento de medio millón de hombres. La mañana está fresca y luminosa. A lo lejos todo es belleza pero a mis pies aún encuentro un trozo de metralla. Lo guardo.

Fontilles



Fontilles fuiste aprisco, hoy ya centenario, de lazarinos arrojados del calor humano. Tuviste más de tres mil metros de muralla. Contención y aislamiento.  Jesuitas y doctores. Monjas y enfermeros. Religión y ciencia. Alma y cuerpo. A unos diste cobijo y a otros miedo. Unos te eligieron para siempre; otros huyeron. Los más te amaron; otros te aborrecieron. Desde que existe la memoria, la marca leonina de la lepra ha ahogado en soledad y dolor a los enfermos y espantado a los sanos. Abunda aún en nuestro mundo, pretendidamente solidario, porque no interesa producir remedios para quienes no pueden pagarlos.

Quien desee obtener información fidedigna sobre el sanatorio de Fontilles y sobre la evolución de esta enfermedad en España en el último siglo, puede leer la obra “Cuidados y consuelos” del historiador Vicent Comes Iglesia. También puede visitar la página web del sanatorio: http://www.fontilles.org/