Anteayer, jornada de reflexión;
ayer, fiesta de la democracia; hoy, resaca electoral; mañana, día nacional de
la salud… Cada día, un numerito.
Tenemos un país entretenido. Un
día para cada cosa, una ilusión para cada día, unas perspectivas a plazo fijo.
Y luego, siempre resacas. No superamos las últimas y ya nos preparamos para las
más duras, las que muchos quisiéramos evitar pero nunca podemos: las de
Navidad.
Menos mal que viene luego otro
año con nuevos compromisos, renovados propósitos y todos nos juramentamos con
el cambio como si fuésemos políticos. Pero, luego, caen las fechas y nada hubo.