
No sé si alguien coincidirá conmigo en esta apreciación. Pero, si alguien lo hace, será porque ya tenga, lo digo cariñosamente, una edad.
Pensaba anoche por qué me paso tantos ratos con la mente en blanco y la mirada perdida, pero a la vez posada, en la pantalla del televisor y, sin embargo, ajeno casi siempre a lo que miro. Me pareció un misterio que, yo al menos y para simplificar, solía atribuir al cansancio de la jornada. Más de repente dije: Es que parezco tonto, hago lo que hacía de pequeño. Miro al fuego. La tele sustituye a la lumbre.
Pensaba anoche por qué me paso tantos ratos con la mente en blanco y la mirada perdida, pero a la vez posada, en la pantalla del televisor y, sin embargo, ajeno casi siempre a lo que miro. Me pareció un misterio que, yo al menos y para simplificar, solía atribuir al cansancio de la jornada. Más de repente dije: Es que parezco tonto, hago lo que hacía de pequeño. Miro al fuego. La tele sustituye a la lumbre.
4 comentarios:
Tiene mucho sentido lo que dices.
De hecho en las salas de estar de nuestros pisos, se configura todo el mobiliario hacia la tele,
como en tiempos hacia el fuego del hogar
en las cocinas
que eran la sala de estar.
(en Inglaterra vi un canal de la tele que durante X horas al día, en navidad, lo que retransmitían era la lumbre de una chimenea; mi hermana lo ponía muchas veces, yo creo que hasta daba calorcito, porque a veces el fuego chisporroteaba!)
Me sorprendes. A mí que me parecía que había hecho un descubrimiento. Maldita sea, los putos ingleses tenían que habérseme adelantado. ¡Joder, cómo les odio! Sí.
jajaja, que otros también lo hayan descubierto, no le quita mérito a tu descubrimiento personal!
los ingleses son tan suyos...
No te lo creerás, pero hay veces que me duermo en guerra con los ingleses. Les hago unas putadas...
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