
En la calle Santa Inés, esquina Atocha, hay un bar de copas. Se supone que tales bares son para ligar. Lo incomprensible es que tengan puesta la música a un volumen que impide toda comunicación si no es gestual. Así que los clientes cuando necesitan dialogar se salen fuera. Como sus oídos están ensordecidos por el infernal ruido que soportan dentro, hablan a voces. Enternece saber de sus dramas humanos y sentimentales a las cuatro o las cinco o las seis de la mañana… Menos mal que la música cesa sobre las 9,30 cuando cuatro pisos más arriba desayunamos.
6 comentarios:
el logo del bar qué curiosísimo!
haber dejado el mundo de la música atronadora y las confidencias a voces del mundo de la noche, es algo que noto en la salud de mi garganta, aunque puede que sea porque casi coincidió en el tiempo con dejar el tabaco! ;-)
¡Hay que joderse, Zeltia, todo lo vamos dejando! :-))
y lo peor:
¡también hay cosas que nos van dejando a nosotros!
;-)
Y personas. :-(
Los ruidos estridentes me alteran mucho. Supongo que debe ser difícil dormir y descansar a pierna suelta, aunque sea cuatro pisos mas arriba.
Si el ritmo machacón se te mete en la cabeza, es muy difícil dormir. Sin embargo desde que hace unos años se puso de moda pasar toda la noche y aún después de amananecer continuar la juerga, vivimos en este sinsentido. Debe ser muy moderno.
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