El manido, tozudo, elemental y obtuso
lema de antaño, ése que todo lo arreglaba con la unitaria trinidad monocorde
de: trabajo, trabajo y trabajo, se ha desmoronado. Pero, lejos de pasar a la
historia sustituido por algo más interesante como: investigación, cultura e
iniciativa, se ha sustituido por otro lema mostrenco: sacrificio, sacrificio y
sacrificio. Parece que la mortificación todo lo arregla pero, entre tanta
penitencia y, lo que es peor, después de ella, ¿sabe alguien adónde vamos?
Seguramente no, pero, sea donde sea, llegaremos allí purificados. Danos, ¡oh,
Señor!, fe para permanecer en el camino, porque sin manillar vamos.
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6 comentarios:
Éste, es el camino de la
Merced. A que sí Lan.
Un saludo
No, Isidro, es un camino que, desde los llanos, baja a Iriepal.
Saludos.
Es que solo trabajo, o solo sacrificio, o solo diversión... no puede ser bueno. Lo bueno es la diversificación, un poquito de esto, un poquito de lo otro... cuando se pueda, claro.
Desde Las Inviernas?
Deica
Claro, Ángeles, lo malo es tener para todo la misma receta. Le oí una vez decir a alguien: "Lo bueno de este restaurante es que, aunque la comida es una guarrería, te ponen unas raciones tremendas."
Saludos.
No sé, Beato, si es que crees que la foto es de Las Inviernas o es que tú estás en Las Inviernas.
En cualquier caso, un saludo.
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