“Un ave sola ni bien
canta, ni llora.” (Libro del Buen Amor)
Cercada, como una vieja ciudad
amurallada, la mujer, tiritando, sollozaba. Quizás, tontamente, le había
contagiado el aguacero, cayendo a cortinones tras el panel de la ventana, la
desgana. Su mirada se perdía en el fondo horizontal de las playas, bajo el
solemne cielo encapotado, sobre el sutil tapiz, extendido a sus pies, de una memoria
ya demasiado larga.
Con la garganta tan queda en
humedad y tan ingratamente susurrantes de líquido los ojos, se sirvió una copa
de vino. Mas no cenó, ni habló con nadie, ni quiso descansar en libro alguno,
porque aquella tarde quería alimentarse sólo de añoranzas.
6 comentarios:
este texto es un poema... tiene mucha musicalidad.
y es muy triste.
biquiños,
Yo estoy hoy como esa mujer, no sollozando (menos mal) sino viendo el aguacero tras mi ventana. Y me encanta, pues por aquí la lluvia no es frecuente.
Pero a veces también parece que el espíritu me pide que me recree en la añoranza y no me esfuerce por espantarla.
Por eso me ha gustado tanto este texto.
Un texto muy poético.
Aunque la soledad solo es atractiva en la literatura.
Gracias, Aldabra.
La tristeza es un aderezo de la vida, algo así como una especia de ella. Pero, claro, no debe ser la única porque entonces el guiso entero queda muy amargo y no hay quien lo digiera.
Bicos.
Algunas veces, Ángeles, todos estamos como esa mujer.
Pero me alegro de que te gustase el texto.
Me parece, Zeltia, que la tristeza es más llevadera que la soledad. Porque la primera suele ser momentánea y la segunda suele ser permanente.
La soledad se puede buscar algunas veces, y ayuda. Pero, si no es voluntaria y te persigue siempre, la cosa cambia.
En literatura creo que todo puede volverse atractivo cuando se consigue escribirlo bien. Es la trasmutación de la nada en algo vivo, de la soledad en una compañía.
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