Frente al mar quieto de mercurio
azul el corazón se para. La deslumbrante llamada del miedo anega las entrañas.
La calma tentadora te adormece y te alivia con la fuerza inesperada de una
droga antigua, desconocida u olvidada. La voz interior calla, engatusada, para
escuchar el silencio de terciopelo luminoso. El espíritu se imanta y, aquietado,
pierde el pulso, olvida el tiempo, y se bifurca entre el ahogo sobrecogedor y la
ternura de un seno que rebosa esperanza. La memoria se vacía de recuerdos y,
por unos momentos, no eres joven ni viejo. No eres nada ni nadie.
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4 comentarios:
Biennnn!!!
Mejor expresado no pudo ser.
¿Estuviste en la costa de la Baja California alguna vez?
El mar te llama, cuando le observas desde las alturas.
Un abrazote
Al ver ese azul de la foto me quedo sin respiración. Y es solo la foto.
No me extraña que a ti se te parara el corazón.
Estuve una vez en California. Sin embargo, esta foto no es de allí, sino de las costas de unas zonas desérticas de España. Están en las provincias de Almería y Murcia y, como todas las zonas desérticas, avivan la mente de los solitarios.
Y yo te correspondo.
El corazón, Ángeles, por si no lo has notado, se nos para a todos algunas veces. Son intervalos de tiempo variables que no percibimos porque el reloj no sirve para ellos.
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