Reconozco que la vida, o sea, lo
que está ocurriendo, me preocupa tanto que, casi siempre, me impide pensar en
otras cosas. La actualidad, política principalmente, apaga mi imaginación, me
esclaviza, y su lastre es un secante que me deja sin tinta para otros
pensamientos.
Pero, por otro lado, no dejan de
admirarme las mentes poderosas de esos tertulianos que, en un mismo programa,
pontifican sobre la guerra de Siria, los ERES, Bárcenas, el cambio climático, Urdanga&Cris,
el separatismo, la monarquía, la justicia, el cine, el Papa… Y todo sin
inmutarse, con qué seguridad, con qué aplomo. No parecen humanos.
5 comentarios:
No tengo que recordarte lo mucho que me alegra ver tus entradas. Por todo. Y más con la fuerza que lo haces.
Gracias, Isidro.
Y es que no lo son del todo. Al estar en diferentes programas a la vez son de opiniones paralelas o para lelos. Pues así, del mismo modo y actuar, es la gente de la calle, que enfrascada en vacías conversaciones se quedan en nada pensando que han arreglado el mundo. Cómo aquellos debates bizantinos. Lo peor es que estos van muy bien a los que tienen poder para saber qué piensan y así, como en un confesionario público gigantesco, conocer sus debilidades para emplearlas en contra de este mismo pueblo al que gobiernan sometiéndolo.
¿Los austriacos dicen que son muy callados? Habría que tomar ejemplo y llenar de piedras los bolsillos, pues con papeles el nuevo vehículo los disuelve.
Para eso nada como piedra, papel y tijera, pero en nuestras manos.
Es que para formarse una opinión sobre algo hace falta mucho tiempo, pero para hacer de eco no.
En algunos bares de mi barrio se puede asistir a tertulias semejantes y aún mejores.
Saludos, Ángeles.
(Es que mi barrio tiene un nivel, ¿sabes?)
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