Escribo con desidia mis cosas. Estoy
convencido de que, seguramente, está ya todo dicho y sólo hay pequeñas
diferencias al sentirlo y éstas son menores aún al expresarlo. Así que levanto
las piedrecillas del camino por el que tantos pasan y pasaron por ver si, bajo alguna, encuentro un
milímetro aún inexplorado. Pero, qué va, cambian sólo los medios, el sentido de
todo lo demás permanece y, cualquier cosa que pensemos o digamos, se dijo ya o
se pensó por alguien, incluso antes de que la inteligencia diera a luz la
primera escritura y a alguno le diera por contarlo.
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2 comentarios:
Es que es muy difícil decir algo nuevo, y pensarlo no digamos, pero ¿has intentado estar un rato sin pensar en algo? ¿Y contener las ganas de expresarlo?
No se puede remediar. Y menos ahora, que disponemos de muchos medios para no callar un momento, incluso sin haber pensado nada previamente.
Ángeles:
Incluso sin originalidad, para mí es un esfuerzo el escribir. Porque, lo que se piensa, requiere de concentración al intentar escribirlo e incluso, a veces, no se consigue expresarlo.
Pero sí, esa maquinita de pensar que llevamos dentro, no puede parar nunca.
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