Si la realidad está constituida
por los hechos y no por los deseos, si admitimos que el poder está capacitado
para decidir en que hemos de emplear nuestro dinero, si consideramos que la
corrupción consigue que el poder sufrague gastos y fortunas y si pensamos que
la inteligencia es la capacidad de adaptarse a lo que venga, supongo que vivimos
en una sociedad inteligente y realista porque vivimos adaptados al poder y a
sus secuelas.
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Sí, pero nuestra voluntad puede cambiarla.
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Para mantenernos en esa ilusión, tenemos esa
vieja muletilla: “La justicia es igual para todos”.
2 comentarios:
Es que hay cosas que, a fuerza de repetirlas, llegan a parecer verdad. Y lo dicen los psicólogos: repite ochocientas veces 'estoy tranquilo, no pasa nada, todo va bien', y terminas por creértelo. Lo malo es el mientras tanto, claro.
No se sabe adónde lleva la sobredosis de autoengaño pero la sobredosis de realidad empieza a preocupar hasta a los más insensibles, los políticos claro.
Saludos, Ángeles.
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