La globalización hace mundiales
los problemas locales. Y, aunque los poderes reales ponen coto a cuanto no les
interesa, los virus escapan aún a su control. Sin embargo, los virus,
trabajando gratis y con movilidad laboral, son también partidarios de la
globalización y gustan, como esos poderes, de colonizar cuanto pillan y además,
siendo insignificantes e irracionales, actúan con mayor efectividad que las
grandes corporaciones. Ante esta globalización biológica, nos quieren tranquilizar con protocolos
que, al parecer, nadie respeta. Y la gente les observamos, como siempre, con
paciencia, esa sempiterna hermana. Porque, estando mal, podemos acostumbrarnos
a estar peor.
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