Setas de cardo ocres y blancas del
mismo pelaje pero distintas formas y tamaños, tinta negra en palabras, el papel
mil usos de otros tiempos, baldosas y azulejos hermanados en el sitio más
cotidiano de la casa. Estas cosas que se hacían antes, son ahora las que más me
gustan. Setas puestas a secar sobre papel de periódico en el suelo de la
cocina. Las setas están ahí pero qué habrá sido de lo que decía el diario. Creo
más en las setas y en pelar patatas y en hacerme con ambas un zancocho, que en
cualquier otra actividad iluminada.
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6 comentarios:
Es la diferencia entre lo permanente y lo efímero; entre lo vital y lo insignificante.
Aunque qué bien que ciertas cosas sean como el humo.
Acá no se dan mucho los hongos. Champiñones y Portonellos solo los consigo en los mercados grandes. Pero me gusta verlos. Cuando rara vez llueve mucho y se anega el pasto, a la sombra de algunos arbustos nacen unos hongos blancos de cabeza alargada como calamar. Pero no se si sean comestibles.
Saludos Y sonrisas.
Esas setas por lo que dices podrían ser coprinos comatus. Blancos y como si su cutícula fuera formando barba deshilachada tal vez. Si es así muestra una foto y seguramente si lo son, lo son.
Seguramente, Ángeles, será como tú dices, sobre todo, lo último.
Saludos.
Aquí, Descalza, suele llover mucho en otoño y salen setas y hongos de mil clases. Algunos ponzoñosos. Pero normalmente, en mi caso, sólo recolecto las setas de cardo y los boletus edulis.
Saludos.
Anónimo, tú sí que debes de estar puesto en esto de las setas.
Gracias por el comentario.
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