La vela de Santiago fue de
utilidad aquella noche. La eléctrica lo advirtió: corte entre la una y las 6 de
la mañana. Pero mi cuerpo, como tiene por costumbre, no avisó del desvelo. Pasé
un rato mirando el pabilo arder en mitad del charquito de cera derretida. La
luz del fuego es distinta. No se fabrica, es original. Es la primera luz humana.
Encender una vela es viajar en el tiempo. Como volver a la Edad Media, por lo
menos. Y sus sombras caprichosas y oscilantes provocan muchas dudas y otros
pensamientos. Una televisión antiquísima, con espacios imaginativos, personales.
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7 comentarios:
*Vela que che vai crece alumbra ilusiones deformando realidades rodeada de calor humano.
[Recíproco el calor que desprende hacia quienes la rodean y arde con mayor rapidez por ese otro calor rodeada. El fluctuar de su llama lo indica y entre esa ilusiones está la espera del regreso de la eléctrica, mucho más intensa y que descubre la realidad con menos sombras platónicas]
*Expresión galaica: Mirad ahí va.
Saludos
Gracias por tu comentario y tu expresión galaica.
En castellano, oí decir muchas veces a mi abuela: "Vele ahí", que a mí me suena muy parecido.
Saludos, Beato.
Y qué razón llevaban ellas, pues la expresión también la usaba la mía que se fue heredando.
Ese viaje alcarreño une expresiones comunes, sean do fuera
Feliz añodelaniñabonita, como aquel del gato
A mí la luz de una vela y la cera que se derrite me embelesan.
Y lo que cuentas me ha recordado ese proverbio escocés que dice que una sonrisa cuesta menos que la luz eléctrica e ilumina mucho más.
Puede, Ángeles, que, las velas o el fuego en un lar, iluminen la imaginación y produzcan así un efecto mejorado que el producido por otros objetos que miramos sin que nada nuevo nos sugieran.
Sonrisas luminosas.
Y sí, la cruz de Santiago veo en la vela! :)
Alguna vez que me arriesgo a ir en los dias cortos de invierno a mi aldea, como venga una tormenta ya se que me quedo sin luz. y no puedo hacer nada, salvo mirar el fuego.
tamén,pensando niso:
http://zeltiavertida.wordpress.com/2012/12/20/6570/
Pues claro, te vas a tu pueblo a hacer cosas ancestrales. ¿Te parece poco?
Eso de hacer cosas ancestrales me encanta pero, claro, hay algunas que no están muy bien vistas. Sobre todo esas en que salpica la sangre.
Pero, la verdad es que lo ancestral tira mucho de uno.
Saludos, Zeltia.
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