La imagen de los Cíclopes que,
según me dijeron, eran gigantes con un solo ojo y muy mal carácter, me hizo
pensar, de niño, que un Ciclón era otro gigante de fuerza inusitada. Además, al
decir popular, tenía un solo testículo, y, al parecer, airado permanentemente
por su merma, hostigaba al mundo, a mala leche, con huracanes devastadores. Así
que, en auxilio de los hombres, solía venir el bondadoso gigante Anticiclón, antítesis
del iracundo monorquídeo. Entonces el Ciclón, corroído por la envidia mala, le
decía: “Aunque tú tengas dos, eres un cojonazos.”
Enseguida deduje que Ciclón y Anticiclón
eran hermanos.
2 comentarios:
Pues claro, cómo no se me había ocurrido a mí que Ciclón y Anticiclón fueran dos gigantes y además hermanos, y además enemigos... Ahora que lo has explicado me parece lo más lógico del mundo.
Sabes que acabas de crear una nueva mitología, ¿no?
Todos los que contamos cuentos, Ángeles, creo que, por nuestra actividad, nos dedicamos a la mitología e, incluso, los que no los cuentan, están igualmente inmersos en ella.
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