Les decían chorlitos a los
carámbanos. En otros pueblos les llamaban calamocos. Cuelgan de los tejados como
colmillos que afila cada noche la lima sorda del frío de la sierra. Una
escofina cuyos dientes son duros y helados como puntas de estrella.
-¡Chicos, no
os comáis los chorlitos que dan garrotillo!
Todos daban la advertencia por
certera. A la difteria, que mataba por sofocación atacando la garganta, le
llamaban en los pueblos garrotillo (tal vez, diminutivo burlón del garrote vil)
y también crup, probablemente de croup, palabreja que se dejaron por aquí los ingleses
en la Guerra de la Independencia.
4 comentarios:
No hará falta que te diga cuán interesantes me resultan estas anécdotas sobre las palabras.
Y la fría metáfora también.
Seguramente ya conocías estas palabras pero, si la anécdota te ha sorprendido, me gusta.
De todos modos, Ángeles, no te fíes mucho de las cosas que escribo, siempre hay algo de imaginación. :-)
Ah, es que si hay algo de imaginación es mejor todavía :)
Gracias, Ángeles. Ya sabes que la imaginación motiva pero no es muy amiga de la exactitud.
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