Parece que la política ha tenido
siempre, entre otros fines nobilísimos, gran eficiencia para blanquear delitos.
No por esto cabe pensar que los políticos sean delincuentes, la mayoría son
sólo encubridores. Y mientras es lícito que muchos se declaren no culpables de
crimen alguno, no lo es el que no asuman la responsabilidad de lo que hicieran
sus subalternos. El desconocimiento de las propias responsabilidades no exime
de su cumplimiento y alegar ignorancia es asumir el descontrol.
Los votos difícilmente cambiarán
la deriva económica de Europa, pero es fácil relevar con ellos a delincuentes y
cómplices activos o pasivos.
2 comentarios:
Y qué infantiles resultan. Sólo les falta decir: "Yo no he sido, maestro, ha sido éste", haciendo pucheros y señalando al compañero con el dedito.
Lo peor es que imaginan que los votantes son párvulos que nacen a la vida cada cuatro años y a los que es fácil hurtar el raciocinio. (Y, en muchos casos, llevan razón. Eso es lo triste.)
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