Con el maullido penetrante de la
gaita y el vibrar del tamboril nervioso latiendo en las gargantas, ha venido a
la piel de Castilla el sol de mayo. Los hermanos de La Caballada han invitado
este año a San Isidro, con el que algunos tienen bastante soltura y confianza.
A la antigua procesión de los
hermanos, que baja lentamente hacia La Estrella, todos los que en el tiempo
quedaron rezagados, en la Peña la Bandera les alcanzan.
-¡Señores hermanos, a caballo!
Ya están todos, como todos los
años.
Algunos añoramos desde lejos, sin
inmunidad al virus del recuerdo.
10 comentarios:
Tradiciones :)
Atemporales y bellas algunas, nos hacen creer que nada cambia, que todo permanece... Cuando las mentiras son hermosas, lo demás no importa.
Me encanta la foto que has incluído.
Besos.
Pero aquello no fueron mentiras, sino afectos verdaderos, demostrables y fiables que se fueron por la atarjea del tiempo que se traga todo, lo malo y también lo bueno.
Claro que, desde fuera, cualquiera sabe cómo cada cual verá las cosas. Pero bueno, escribí lo que sentí. Y esta vez no era fingido, como otras.
Y gracias por tu comentario tan vehemente, Eme.
Besos.
Y si hubiera vacuna para ese virus, no querrías ponértela.
Si me volviera insensible a los recuerdos más queridos, no querría.
Gracias, Ángeles. :-)
Cuánta elegancia veo en esa fotografía, y con esa caja, capa y gaita castellana; fajín, boina y botellín. Sonrisas -de ella especialmente- agradable que ancestra con deleite y gutso cuasiinfantil. Fueron otros tiempos y en esos lugares aún corren pues andan más lentos que por las grandes urbes. Qué bueno, qué bueno.
Eso no me lo perdería por nada del mundo. Tal vez de ello, si llego a estar, hubiera hecho poesía para un rato
Estoy seguro, amigo Anónimo, que la habrías hecho pues no es sensibilidad lo que te falta cuando escribes.
Muchas gracias por tu comentario.
Parece que sincronizan sus relojes.
Me gusta eso de no ser inmunes al virus del recuerdo
Me parece que, aunque ahora ya hay enfermedades que se han especializado en dejar limpia la memoria (bueno, quizá las haya habido siempre), son pocos los vacunados contra ese virus.
Gracias, Zeltia.
"San Isidro labrador, quita el agua y Pon el sol" estribillo de mi infancia. Cuando queríamos que dejara de llover para poder salir a jugar a la calle. Aunque por lo poco que llueve por este lado del mundo nos gustaba más aquello de: "que llueva, que llueva, la Virgen de la Cueva". Así que te ibas de procesión. Y esta vez se te quemaban las habas por ir, pero no fuiste. ¿Why?
Compartimos, señora, esos estribillos por lejos que estemos, porque a los dos nos vienen las canciones, algunas al menos, del mismo origen.
¿Por qué no fui? Porque el señor sentado de la capa era mi suegro y esa foto fue la última que le hice y porque él era lo que me anclaba a aquella fiesta y porque se murió al mes siguiente. Y a mí, que no tengo un espíritu tan fuerte e indomable como el suyo, señora Descalza, los fantasmas me rompen el corazón. Por eso.
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