Un fotógrafo muy importante anda
fotografiando, con algo de prisa, a gentes de culturas en vías de extinción que
se prestan a ello. Se me ocurre que mi cultura murió sin percatarme y sin que
nadie viniera a fotografiarla. Seguramente no había consciencia por entonces de
semejantes pérdidas. Así que ahora sé que estoy flotando a la deriva en un mar
cultural que no es el mío, algo prestado y ajeno, impuesto por la brutal marea
de la publicidad y del dinero. En la cultura dominante de esta modernidad debo
ser algo así como un inmigrante cultural, un felizmente aculturado.
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