No os empecinéis en la justicia.
La justicia, igualitaria y rigurosa, es fuente de ciudadanos ofendidos. Porque
de esta justicia, como idea, todos son partidarios, pero su aplicación
individual a todos disgusta. Lo estamos viendo. Seamos realistas y adaptemos la
justicia a cada cual, al rey lo del rey, y, del rey abajo, lo mismo con los
demás.
Ya lo dijo Ulpiano, que veía
venir las cosas: "La
justicia es la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno su derecho".
Pues nada, que nos empeñamos en enmendarle la plana. ¡Qué calvario, mon Dieu!
¡Cuánto daño hizo la Revolución Francesa!
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