-¡Hemos tenido un cachorrillo!
¡Un niño más majo que las pesetas! ¡Un nieto como un lucero, más bonito que una
estrella!
-Y todito parecido a mi hijo. ¡La
misma nariz, la misma boca, los mismos ojos…!
-Bueno, pero la piel y el pelo son
de mi hija. ¡Es más blanquito que un cordero, más hermoso que la luna!
-A mí me da igual, sólo quiero
que se críe con salud. ¡Lo mismo me da que sea guapo que feo, que sea moreno
que rubio, que sea blanco que negro!
-¡Hombre! ¡Por favor, mamá!
4 comentarios:
:Hay genes recesivos que esclavizan el lenguaje
)Qué bruta
Es que los abuelos, cuando llega un nieto, pierden la capacidad de andarse con miramientos. Se les vuelve todo pasión.
Sí, Anónimo. Y gente que cuando se lanza lo da todo.
Los abuelos cuando se ponen a competir, al igual que algunas madres a las puertas de los colegios, pueden ser muy escandalosos. Ay la pasión, cuantas tontunas nos hace decir.
Saludos, Ángeles.
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