Me siento ajeno a las noticias
políticas y económicas. El abuso intimidatorio me parece instalado en todas
ellas. Política y economía han dejado de ser parte de la vida normal, han
devenido en dogmas incuestionables que no admiten disidencias, que no precisan
de democracia alguna para seguir adelante. Al ciudadano se le necesita para
guardar las formas: votar. Luego será sujeto paciente del tinglado oscuro de
decisiones de ignorada procedencia y propósito. El lenguaje se ha degenerado de
modo perverso. Cualquier palabra puede ser sustituida por otra similar que
signifique lo contrario y todo me suscita la ausencia de verdad.
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6 comentarios:
Tenemos y compartimos la misma sensación...
No parecen de este mundo y se han endiosado tanto que, cómo los dioses, todos falsos, ninguno verdadero, anidan en sus olimpos con la intención de esquilmarnos y hacernos padecer ese maldito :|´*valle de lágrimas; eso es lo que quieren...
Algún día volverán a hablar, desgraciadamente, los mal llamados recursos de los pobres, las piedras, las armas.
La apatía se apodera de muchos y, en este caso, la causa está en los responsables que echando balones fuera nos acusa de sus opulencias.
Ahora, el pato, y el plato, quieren que lo paguemos todos.
La ignorancia, rancia, los lleva por todos los delitos capitales; bien por interés, bien por o eso mismo o ambos. Los despoja, y se despojan a propósito, del poco humanismo que tenían y faltando a su honor educativo (si lo tuvieron alguna vez) se compran y se venden conciencias lavándolas con eufemismos del tipo es por el bien de la sociedad, eso es patriotismo, no lo sabía, nos lo encontramos así...
[*Lo peor es que sus creencias son las que los marcan para determinar lo que debe estar bien o mal según ellos]
Mal apañados estamos...
que foto tan adecuada para el texto...!
Estimado Anónimo:
Eres de los que superan con tus palabras. Pero, en cuanto a la venganza, esa que según tú hablará con el lenguaje de los pobres, las piedras y las armas, renuncio a ella. Porque mi hastío de la vida sólo lo curaría la regeneración o, al menos, algún atisbo de ella.
Pero, de todos modos, gracias.
Puede que muchos de nosotros, Zeltia, seamos sólo eso: unos monicacos plantados en la nada.
En ningún momento mis palabras, ni aún interpretándolas, hablan, ni asomando, de venganzas; nunca.
Ésa sólo es una interpretación propia, suya, que en este caso está muy lejos de lo expuesto.
Estimado Anónimo:
Le pido disculpas por mi mala interpretación de sus palabras.
Un saludo.
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