Aznar Senior, cuando aún
ignorábamos que era un mecenas, dijo que quién tenía que decirle a él las copas
de vino que podía tomar y quién se atrevía a decirle que quería conducir en su
lugar. Pues bien, llevamos unas navidades en las que ha cundido el ejemplo y
algunos políticos andan por ahí conduciendo bolingas ciegos que atropellan la
mundial. Aunque, pensando un poco, para que los políticos atropellen no
necesitan empinar el codo, que cada día congelan, recortan, suprimen, clausuran
y colaboran, también ciegamente, con la justicia. No sé si me dan más miedo
ebrios o sobrios.
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