Envueltos o liados o confundidos
por estos marasmos de banderas, y no sabiendo nunca si lo que representan nos
amenaza, nos protege o nos explota, no
viene mal la ayuda de los cielos. Así que, carente de toda garantía, conviene al
creyente y también, por si acaso, al que no lo sea, ponerse bajo el símbolo de
alguna entidad no terrenal que vele por los desamparados, porque todos somos
candidatos a serlo y muchos ya lo son. Y es que la sombra de tanta bandera
apabulla, ensombrece el corazón y casi asusta.
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5 comentarios:
Y con tanta bandera es que no entra ninguna luz.
Y, si entra luz, la filtran esos colores tan engañosos de los trapos. Y, al trapo, Ángeles, entramos muchas veces.
Saludos.
éramos pocos y parió la abuela
quiero que sepas que tu protección antispam me exige que "demuestre que no soy un robot", (éstos se pasan lo de la presunción de inocencia por el forro)
Pues vaya coñazo, Zeltia.
Menos mal que sabes demostrarles que no eres un robot. Cosa que tiene su mérito.
Lo cierto es que no sé que debo quitar para que no exijan tantas cosas para hacer comentarios. Ya lo miraré.
Saludos.
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