11 de julio de 2011

La jauría de los recuerdos

El abandono de los recuerdos no sucede y, sin quererlo, permanecen. Son, originalmente, un ejercicio más de la memoria, pero proliferan y, paulatinamente, le comen el espacio al futuro.
Nacemos salvajes, sin recuerdos. Pero vivimos como presas a las que cada vez persiguen más perros. Nos imaginamos capaces de dejarlos atrás, pero su número va siempre en aumento. Descubrimos, repentinamente, que escapar parece tarea imposible porque los perros del pasado son tantos, que nos acosan y nos desgarran los cueros de alma por demasiados sitios. Y es difícil imaginar que encuentres, por delante, algo que no hayas dejado ya atrás.

1 de julio de 2011

Viajes anárquicos

El estímulo de viajar sin rumbo me ronronea dentro. No sé adónde voy, cuándo llegaré, ni el tiempo que estaré; tampoco las razones para mudar de sitio. Estas correrías, regidas por cosas imprecisas, atrapan. Las similitudes, a veces, me hacen creer que estoy en lugares conocidos. Pero, hasta eso, le da interés al viaje.
Tengo una cámara capaz de hacer portentos pero, luego, la uso para hacer fotos normales que, muchas veces, únicamente tienen sentido para mí. Se acabó el ordenador: un cuaderno y un boli bastarán. Erráticas, como murciélagos, esperaré que vengan las ideas, quebrando las noches de verano.