20 de junio de 2010

Saramago, presunción de inocencia

Leo, incrédulo, que la Iglesia Católica, muerto Saramago, arremete contra él. Debe tratarse de un error. Seguramente, será el escrito de un incontrolado, nada oficial. Porque quienes predican el amor, incluso contra los enemigos, no pueden cometer estos errores de bulto. Quienes practican el principal mandamiento de la caridad, no pueden rebajar el listón atacando a un escritor apenas fallecido. ¡Menudo espectáculo! Además, si Saramago hubiese sido tan mal sujeto, Dios le juzgará. ¿Necesita la Iglesia más garantías, o es que desconfían?
Estoy seguro que, entre tanto, el Vaticano, magnánimo, respetará su presunción de inocencia ¿O no? Sí, hombre, sí.

17 de junio de 2010

Apatía colectiva

Noto en los blogs una apatía colectiva. Las palabras abundan y atosigan en los medios pero, aquí, hay un ahorro de ellas, como si se guardaran para cuando, en lo profundo de la crisis, nos sean necesarias. Como si fueran euros y tuviéramos la intención de no desperdiciar ni uno. O tal vez, como si fuéramos conscientes de que nuestras palabras son solamente un ornato innecesario, que para nada sirve. Algo así como la democracia, que se ha convertido en una especie de planta que adorna la vida del país, sin otro peso que no sea el de la decoración.

España, sin futuro

Jugaron mucho mejor. Pero la bolita no entró bajo los tres palitos. De florituras no se vive, tampoco de belleza, la limpieza ¡Buah!, si la bolita no entra entre los tres palitos. Los otros no eran buenos, pero entró la bolita. Estamos deshonrados, persuadidos definitivamente de que no hay futuro. Los barones rojos vencidos, los Maradonas del mundo vacilándonos, los coleguitas europeos sacando a relucir su mala baba. Economía, política, paro, endeudamiento… éstas son lejanas y nimias entelequias pero, cuando la bolita no pasa bajo los palitos: eso es definitivo. Voto por un numantino harakiri colectivo. Y me quedo corto.

Escucha a los políticos, haz el favor

Nada hay más engañoso que la realidad. Este sol matinal que nos alumbra no es sino una ilusión de los sentidos, su claridad no hace más que ocultar la negrura de la noche. Es igual que todo lo demás: los despidos no se han abaratado, los sueldos no bajan, los pensionistas no pierden poder adquisitivo, los poderes económicos no han puesto de rodillas al poder político, la democracia no es una mera comparsa del proceso, el gobierno no ha renunciado a sus principios. De veras, todos los que os empeñáis en ver la realidad, no hacéis más que engañaros. ¡Pobrecitos!

9 de junio de 2010

Humillados por la economía

Aparentemente los seres humanos estamos capacitados para hacer descubrimientos muy complejos que cada día explican mejor el funcionamiento de la vida o de la materia, por ejemplo, o dan con las claves de la curación de enfermedades hasta ahora mortales. Sin embargo, da la sensación de que somos incapaces de organizar adecuadamente la economía del mundo, siendo esta tarea, en principio, mucho menos complicada.
Capacitados para descubrir lo desconocido, somos incapaces de controlar lo evidente. Lo primero es meritorio, lo segundo implica riesgos incalculables porque es cuestionar el poder y los intereses establecidos. Genialidad sí, pragmatismo no. Es nuestro sino.

6 de junio de 2010

Prevaricación

Vivo, prudentemente, entre esos cuatro amigos inventados que vagan por mis libros y, también, entre esos otros, reales, que llenan mi mida de nudos, de incongruencias, de prevaricaciones al sentido común, de angustias que deseo resolver como si mi tránsito por la vida me hubiera dado una solvencia de la que ellos carecen. Tengo la incongruente e insensata idea de que mi mente, cavilando, puede resolver sus problemas. No es posible, lo sé de antemano, porque, hasta los más sinceros, sólo muestran la punta del iceberg de lo que les acontece. Pero yo, como un tonto, pretendo solucionar las cosas.