30 de abril de 2011

A niños con los ojos muy abiertos

¿Sabéis quiénes son los poetas?
Pues los poetas son personas que buscan las palabras más bonitas, que aprenden  a escribirlas y a ordenarlas, que saben ponerlas en su sitio, que conocen bien lo que éstas encierran, que rescatan muchas del olvido y que, a veces, hasta las inventan y construyen expresiones nuevas.
¿Y sabéis para qué hacen eso?
Pues para contar de un modo precioso las cosas que a todos nos suceden, que todos sentimos, que tememos, que anhelamos o sufrimos, y así, cuando los lees, descubres que muy bien pudieras tú ser el poeta. Los poetas nos descubren por dentro.

29 de abril de 2011

Garrulus

El único día que llevaron de caza al profesor Joaquinete, éste iba absorto observando todo cuanto en el campo acontecía.
Fue al llevar un rato en el arcabucal cuando el profesor exclamó entusiamado:
-        Miren, miren, es increíble: un Garrulus glandarius.
-        No jodas, Joaquinete, ¿dónde está eso?- replicó el Tajadilla.
-        Se ha metido en esa espesura, se lo juro.
Cuando el pájaro voló, espantado por los perros, el Tajadilla lo despachó de un escopetazo.
-        ¡Buah! Joder, Joaquinete, no des más por culo, que era un puto arrendajo.
Y el profesor Joaquinete no volvió a abrir la boca en toda la jornada.

Cinco millones: de la maldición al privilegio

- Por favor, llámeme al trabajo.
- Suerte tiene usted de tenerlo.
- ¿Suerte?, ¿por qué?
- Porque hoy tener trabajo es un privilegio.
- Yo diría que es una obligación, una atadura y una molestia.
- Pero, ¿cómo puede decir eso? Tener trabajo es un don del cielo.
- Pero, ¿no se ha dicho siempre que el que no trabaja es porque no quiere?
- No sea cruel con frases de otros tiempos
- Pues, fíjese, yo pienso que esto del trabajo empezó justo al contrario, como un castigo divino y una maldición:”Ganarás el pan con tu sudor”.
- ¿Sí? Pues ya ve usted adonde hemos llegado.

28 de abril de 2011

Alcanzar cierto nivel

Da igual lo que dijeran los muertos, ya no son noticia. De hecho, lo actual, por el mero hecho de serlo,  cobra veracidad. Estamos acostumbrados a alimentarnos de novedades y, esta práctica, ha eliminado de nuestras mentes la capacidad de juicio. El flash de la novedad sustituye cualquier ponderación. Las verdades son cuestionables, pero la novedad no. Las novedades no necesitan ser juzgadas, son directamente asimilables. Son noticias puras, alimentos fácilmente digeribles puesto que no necesitan digestión. Y, lo que es más, las novedades se renuevan diariamente y, así, nuestras vidas han alcanzado el saludable nivel de la feliz intrascendencia.

27 de abril de 2011

No les votaré (atroz venganza)

Cada día nace una ilusión tan bonita como la luz del alba, pero tan efímera como la llama del palito de un fósforo.
Lástima que, enseguida, cualquier medio de comunicación te devuelva al suelo polvoriento del corral, lleno de gallinaza, con plumerío en el suelo y en el aire, y te vincule al permanente cacareo de este palenque de gallos de pelea.
La violencia política, permitida y bien vista, me cansa y me destroza muchos días. Tan enzarzados están en sus luchas partidarias que ni siquiera se les ocurre que puedas no votarles. Hasta ese punto les somos ya indiferentes.

26 de abril de 2011

Los días lentos

Hace años tuvo la sensación de estar atrapada en un barrizal de días lentos, de días que no parecían ser preámbulo de otros, de días de liga que atrapaban su mente de pájaro. Recordaba tiempos cenagosos por los que avanzó atarantándose, con más voluntad y deseo que orientación. Pero, pese a su azacaneo, el futuro siempre le sacaba ventaja y, atollada en aquel aguazal, sus días iban siempre más lentos que los de él . Hoy está asustada. No dio con el futuro. Pero no sabe si, en lugar de correr, debe esperarle y acoplar sus pasos a él definitivamente.

24 de abril de 2011

Arrobamientos


La gente no mira una procesión como se mira cualquier cosa. Cuando uno observa a la gente mirar un paso suele sentir algo distinto, algo que no sentía antes. Porque uno ve en los demás el arrobamiento que, sin duda, los demás observan también en él. No hay palabras para describir la faz emocionada de aquellos que, sean cual sean los avatares de su vida, se privan al paso de un trono. Lo que sean, hayan sido o serán, queda para ellos. Pero las imágenes dicen, en estos casos, más que las palabras. Amén y olé. Ya está.

Romper la hora con tambores y bombos


Esto de los maños es único. Porque entre tantas procesiones serias, tantas cofradías ilustres, tantas hermandades antiquísimas, tantos Cristos crucificados, dolientes, azotados, expirantes, yacentes, entre tantas Vírgenes del mayor dolor, la angustia y la desolación, entre tanta música procesional, tantos monumentos, pasos, tronos y estaciones de penitencia y tanto culto a esa tradición, que amalgama espiritualidad y protagonismo individual, pues van los maños y dicen que ellos lo solucionan, que rompen la hora. Así, cortando por lo sano, que detienen el tiempo y arreglado. Lo mejor, oye, lo más clarividente. Ni a los de Bilbao se les había ocurrido.

23 de abril de 2011

En una procesión cualquiera

La procesión pasaba con su riego de palabras: pasos, tronos, cruces de guía, reviraciones, estaciones, gualdrapas, guiones, cruces, filacterias, piedades, soledades, descendimientos, angustias, maniguetas, mantos y mantolines, misereres, misterios, nazarenos, cirios, costaleros, acólitos, varas, insignias, faroles, penitentes, palios, patíbulos, quinarios,  yacentes, solios, mortajas y humos varios.
Y en eso estaba yo cuando el diálogo de un padre y un hijo, con cara de estar amedrentado, me sacó de mi tristeza:
- Papá, ¿qué significa JHS?
- Judíos haceos santos.
- ¿Y eso de INRI?
- Idiotas, no robéis imanes.
- ¿Y SPQR?
- Santa Pamela quiere rosquillas.
- ¿Sí?
- Sí, hijo, sí.
Y el chico aterrado sonrió.

14 de abril de 2011

El hereje

Cuando soltó la primera blasfemia, sepultó de golpe a Dios bajo sus heces. La expresión sonó tan alocada y violenta como abofetear a un niño de repente. Sólo uno de los presentes, un joven que parecía conocer al aludido, se atrevió a preguntarle al energúmeno:
-¿Y en qué más te cagas?
-¡Y en la Virgen!
-Y, en qué más.
-¡Y en los santos!
- Y, en qué más.
En ese momento el hombre enfurecido se calmó, pareció titubear, y, mirando a su interlocutor con cara de sorpresa, contestó suavemente:
- Muchacho, tú lo que eres es un hereje.

12 de abril de 2011

La explicación

- Mirad, es sencillo: deca es diez, hecto es cien, kilo es mil y miria, diez mil. Es muy sencillo, la misma palabra lo dice. Sólo tenéis que fijaros en las palabras. Así: deci quiere significar la décima parte, centi, la centésima y mili, la milésima. Ya veis que es bien fácil, si prestaseis atención a las palabras os daríais cuenta de que ellas nos dicen todo: la palabra lo dice.
Y el Hinginín, por lo bajo, le dijo al Calritos:
- ¿Cuánto es la tonelada?
- ¿La tonelada? ¡Pero, hombre, no me jodas! La tonelada: mil kilos, ¡la palabra lo dice!

Cegado

Y pensaba si, el que escribe, ha de dejarse llevar por los acontecimientos de su vida y los de la sociedad, o imaginar las historias que le peten y contarlas. Pero se decía que el que escribe es sensible y, por tanto, cómo podía desinteresarse de la vida, cómo dejarían de influirle los acontecimientos del mundo. Y se dijo: “Entonces, ¿qué le queda a la imaginación?”
Y le dio miedo ver ahogadas las figuraciones y temió, tristemente, que el mundo se caracterizara por mutilar lo peculiar de las personas. Y soñó vagar, por senderos sobados, con la mente cegada.

8 de abril de 2011

Y me quedé totalmente absurdo

Al decir de los señores de las teles y las radios, hoy nada baja o decrece o mengua o disminuye o se atenúa; hoy, todo se desploma o, como poco, se colapsa. Tampoco hay cosas que suban, crezcan, aumenten, se encarezcan; hoy, todo se dispara. Y así, entre desplomes, disparos y colapsos nos tienen asustados. Y vamos por ahí diciendo: los cacahuetes se han disparado, la construcción se ha desplomado, las colas se han colapsado. Y mi vecino, que es un tipo lineal y un desinformado, al oírme, me ha descalificado, y se ha atrevido a llamarme jodido atontado. Fíjese.

5 de abril de 2011

Para discretos


Del vivir, el recuerdo;
del amar, la esperanza;
del penar, el silencio;
del hablar, no esperes más que chanzas.
Que recuerde, para sí, el vivido;
que disfrute, quedamente, el bienamado;
que calle el que piensa, si es prudente;
que llore su desconsuelo el apenado.
No vayas por ahí contando extravagancias,
cuanto digas siempre habrá acontecido,
lo verás corregido, aumentado o negado
porque aquí: sólo se admiten semejanzas.

3 de abril de 2011

Tenerlo claro

Los seres buenos tienen que ser sensibles y, sobre todo, como se dice ahora, mostrar su lado más humano. Y la sensibilidad, observadora empedernida de matices, pone difícil lo de decidir. Así que, el sensible, suele pasar por medroso, por pusilánime, por indeciso como poco, y, casi siempre, por tonto. Pero los decididos, esas mentes fuertes, que sostienen que lo tienen claro y van de inteligentes, suelen terminar de arrepentidos. Sigo sin tener claro qué es más útil, si ser titubeante o tener tanta confianza con la verdad que, como si fuera una coleguita, lleguemos a calificarla de evidente.

Pareja estable

No es que no quisiera a su pareja. Era otra cosa, se decía convencida, era la necesidad de sentirse viva, de encontrar alicientes. El sexo la sacaba del aburrimiento que la normalidad cotidiana daba por apacible. Y sólo por ese placer, según ella: su conexión vital, se metía en aventuras alocadas, tan sin fundamento que, consumadas, se preguntaba cómo había tenido valor y estómago. Pero la mente, que no para, le decía que lo humano planea por encima de éticas y estéticas y que, por seguridad, mantuviera tanto su pareja como su amante formal, que la estabilidad es lo primero.

Malitos

Putas y puteros son declarados pacientes de adicción al sexo; los drogadictos, usuarios de substancias ilegales, padecen síndromes de alteración de la conducta; incluso la gente de a pié, los de las cañas, el cigarrito y el café somos politoxicómanos de perfil bajo fácilmente reinsertables. Estamos todos muy malitos. Pero nada de vicios o pecados, todo tiene que ver con la genética o con el frenesí de la vida cotidiana. En fin, somos tratables. Pero no se le ocurra a usted ser virtuoso porque entonces podrían calificarle de integrista o fanático. Mejor todos mansamente enfermos, amansados. Todos con nuestras cosas.

En cualquier entrevista

- Bien, sin rodeos, a día de hoy y de cara a la próxima programación y en lo que viene a ser una apreciación aproximativa, básicamente, sobre el control parental que debieran, de hecho, ejercer los padres sobre lo que vienen a ser sus hijos, los valores que nuestras series vienen a trasmitir nada tienen que ver con la violencia sino, básicamente, con lo que viene a ser acción. Acción perfectamente adecuada a las edades que nuestro público infantil viene a tener, básicamente: nuestro target es el adecuado.
- Gracias, director, por lo que viene a ser su disposición a la respuesta.

Cuidadito con el carpe diem

El hombre, con su mortalidad, tiene un problema: el hecho de querer cobrarse por anticipado el precio de la muerte con el conocido “carpe diem”. El inventor del término nos da coartada para todo. Y cada generación ha aprovechado su día pensando que los que heredaran los problemas ya se preocuparían de su solución. El asunto es que, por nuestro efímero paso por la Tierra, ninguna generación tiene conciencia de que puede dejar problemas insolubles y, mucho menos, de que la suya pueda ser la última; y todos seguimos viviendo alegremente bajo ese estúpido slogan: “carpe diem”. Sí, tú ríete.

Al César lo que es del César

El jefe de las alturas, condescendientemente mudo como siempre, permite que ocurran las desgracias que los de las bajuras fomentamos con empeño. Pero lo cierto es que nunca hemos pensado que debiera meterse en nuestros asuntos y, mucho menos, que actuara de apagavelas antes nuestras brillantes ocurrencias pasadas, presentes y futuras. Así, los más provectos de entre todos nosotros, conscientes de la necesidad del progreso y de la conservación a ultranza de la vida, nos han convencido y nos convencen de que sus negocios son la única posibilidad de vida inteligente. Y todos, tan campantes, esperando justicia en las alturas.

Así no hay manera

Hay que reconocer que a la gente, ya desde la infancia, se le predispone contra la literatura. Y, claro, luego queremos cuatro ilusos que lean nuestras historias, que visiten nuestros blogs y que nos digan:
-Ay, qué bonito. Qué lenguaje tan variado, qué historias tan tiernas y qué desenlaces tan ocurrentes.
Pues no puede ser. No señor, porque ya en la escuela, cuando preguntábamos al profe:
-¿Qué es el principio de Arquímedes?
-Pues veréis, hijos, Arquímedes era un sabio griego que…
-Buah, no se lo sabe.
Y si aquellas premisas se daban entonces, de lo de ahora ni te cuento.

El bohío

Las caricias en las manos,
las fechas en los libros,
los viajes de ahora y los de antaño,
los recuerdos comunes del cariño,
las historias repetidas que siempre nos contamos,
el calor de este bohío sentimental
cada día me conmueven más,
a mis años.
Tan común todo, tan cariñoso, tan sensual.
Tan propio, creo yo, de los seres humanos.

1 de abril de 2011

Soplando al viento

No sé si a la rapidez se le confunde con la efectividad o viceversa; y tampoco, si al conjunto de ambas, mal remuneradas, se le llama competitividad. Pero, pensando en esto, imagino que todo va en contra de la literatura. Y, yendo contra la literatura, va contra el pensamiento. Porque el pensamiento huye del apremio y, por barato que sea el ejercerlo, poco tiene de competitivo lo que te impulsa a cuestionarte, por principio, la utilidad de lo que haces. Así que, mecido en esta paradoja, me duermo escribiendo, como de costumbre, las cosas sin interés que me sacian.

El avispero seco

Perdonar las injurias, ésas que uno no supo perdonar en el calor del momento, que era lo suyo, y que el tiempo consecutivamente degradó en malos quereres, en miradas esquivas, en rencores inútiles y al final, inevitablemente, en matracas olvidadas, en tediosos y ridículos recuerdos. Perdonar las injurias, como si éstas no terminaran, para bien del ofendido, por absolverse solas. Puede que esos ultrajes, que nos sofocaron un día, otro terminen por mostrarnos lo inútiles que somos, por avergonzarnos, lo mismo que abochornan las tantas tontunas que hicimos en la vida. Recordar las injurias: no hay nada más cansado.

La muga de los días

Las madrugadas son evocadoras. Y es difícil delimitar el momento en que se acaba el día viejo y empieza el nuevo; también el decidir si prefieres dormir o soñar, descansar o escribir. Porque ya ignoras donde está el reposo, si en descubrirse o en ocultarse, si en pensar o en darle tregua al pensamiento hasta otra luz. Pero las noches, insondables periodos para el niño, se vuelven cortas, brevedades oscuras, para el que, cavilando, desearía que fueran paréntesis interminables y profundos. Mas apenas duran un suspiro, como aquellos recreos gozosos del colegio que a uno siempre le parecieron cortos.