31 de mayo de 2010

Para oír el geriátrico silencio

- ¿Vienen ustedes solos, sin más amigos?
- Sí.
- ¿Seguro que no tienen perro?
- Ni perros ni niños.
- Pero, ¿les gustará escuchar la radio?
- Tampoco traemos radio ni tele.
- No pueden venir al camping con el coche después de las 11.
- Nos movemos siempre andando.
- Pero, ustedes, entonces, ¿de verdad que son españoles?
- Sí, señora. Y por eso aceptamos, con humildad, la germánica mano que rige este negocio. No tendrá quejas.
- No tiren colillas en la parcela.
- Ni defecaremos en ella.
El ama del camping, a pesar de todo, se quedó perpleja. Éramos los únicos españoles, claro. Aún así, nos admitió.

25 de mayo de 2010

El espejismo

Vivimos un espejismo. Una época en la que las revoluciones parecerían fáciles por lo preciso y extendido de las comunicaciones. Sin embargo, al mismo tiempo, todo el mundo las da por imposibles. Es como si supiéramos de dónde viene el mal pero, curiosamente, nos hubiera abducido y le temiéramos no tanto por lo que es, sino por creerle, a la par, el origen de nuestro bienestar. Cualquier día este maltrato que padecemos se transformará en tragedia irremediable y se dirá que, contra él, contra su origen, jamás hubo denuncia. Que, en definitiva, quienes lo padecemos somos sus cómplices o casi.

24 de mayo de 2010

Sin substancia

¿Dónde andará la vitalidad y su prima, la alegría? Tal vez se encuentren en lugares que yo ya no frecuento. Pero, las añoro. Vivo en un país desconocido, que ya no es alegre, que no parece el que era.
El no estar seguro de nada se ha convertido en una certeza de mi vida.
El cambio no fue parte de lo que esperaba o, tal vez, es que las cosas han cambiado como yo no quería.
Mal vaticinador he sido de mis esperanzas. Y, como la caña en el cañaveral, me muevo, a capricho del viento, temiendo nuevas avenidas

21 de mayo de 2010

Bestias ignoradas

No debe caminarse despreocupadamente por páginas, aparentemente solitarias y en calma. Las páginas son tan peligrosas como el desierto. Nada esperas y, apenas te distraes, de repente, el fiero zeugma puede degollarte de un zarpazo, o un sermocinatio clavarte su aguijón en el cuello, o un quiasmo asfixiarte por sorpresa, o verte aplastado por la irrupción del terrible políptoton, o la silenciosa tmesis picarte en un huevo y eso, por no mencionar al certero parison ni a la traicionera paragoge. Hay bestias monstruosas, que casi nadie ha visto, pero que acechan agazapadas en las selvas y desiertos de las letras.

20 de mayo de 2010

Día universal del cinismo

Mayo, las flores. Mayo, mes de los mayos para que galanes cumplan con doncellas. Mayo, cinquito pa la maya que se desmaya. Mayo, tributos para la diosa de la fertilidad, para la diosa Economía que, olvidada de rastrojos y sarmientos, desayuna acciones de la Bolsa entre los ramajes del IBEX35. Mayo, de funcionarios, de pensionistas, de currelas, de parados, de enfermos, de subvencionados y de menesterosos que, sin arte ni parte, se han revelado, sediciosos, como enemigos recientes de la diosa. ¡Quién lo diría! ¡Qué cabrones! Mayo de acomodados gobernantes, amantes de la viciosa Economía. ¿Para qué sirven? Consentidores, farsantes.

19 de mayo de 2010

Santoral laico


En esta sociedad, donde la economía hoy sisa a los jubilados, mañana a los currantes, ayer a los funcionarios y así, porque, si no, este sistema económico se nos desbarata de bueno que es, todos los días son día mundial o día universal de algo. Será para compensar o para sustituir el antiguo santoral de triduos, novenas y misas por este otro laico de la modernidad que sólo pide concienciación y buenas caras, que regala eufemismos y por el que todos estamos dispuestos a mostrar nuestro lado más solidario cuando haga falta. Para eso somos benefactores de la Humanidad.

10 de mayo de 2010

Geografía insolidaria

Los pueblos ribereños del Tajo, en Guadalajara, se empeñan, con terca insistencia, en seguir siendo ribereños. ¿Cómo podrán?
No se sabe si ésta es una pretensión alocada, egoísta, interesada, insolidaria y contra la mismísima Constitución. Pues, aunque la geografía, hasta ahora incorruptible, nos muestra que el Tajo pasa por aquí, trazas lleva, en un futuro no lejano, de no pasar. Y todo es gracias a la solidaridad de valencianos y murcianos, quienes hasta ahora se llevan el agua pero, por altruismo, tienen la deferencia de dejar el cauce, para no enmendarle totalmente la plana a la geografía.

8 de mayo de 2010

El hueco

Seguían rodando juntos, ciertamente, ya cuesta abajo. Pero, en cualquier caso, no imaginaba mejor compañía. Iban siempre igual porque, para él, ni el espacio ni el tiempo habían cambiado. El espacio era ella, el tiempo mutuo. Temía dormirse y no volver a verla más. Le aterraba el hueco de su ausencia. Le despertaba su sueño y le parecía que, al dormir, le robaba. Se serenaba cuando despertaba. No concebía el lugar donde ella no estuviera. Ese sitio no existe, se decía. Angustiado, después, se preguntaba: no sé qué voy a hacer si muero antes y, mucho menos, si muero después.

6 de mayo de 2010

En estado de gracia

Iba la joven revestida de sacerdotisa con todo el lujo de su juventud apenas estrenada. Ondeaban sus carnes tersas como abanderadas limpias de otra primavera. Las claraboyas de sus ojos negros flotaban, reflejando asombro, ilusión y esperanza, en mitad de las luces de una mañana nueva. Y regalaba el derroche desbordante de su cuerpo grácil y expandido, de animal exuberante y alado, a quien apreciara el auge tranquilo e imparable de la vida. Otro más, en la baraja de placeres, que se regala sin gastarse. Y las miradas, y hasta los pensamientos, quedaban, a su paso, en estado de gracia.

5 de mayo de 2010

Un payo en mayo

El gitano maduro, elegantemente trajeado, sonreía y, plantado en la acera, tenía los ojos clavados en lo alto. Su mirada aleteaba con alas de sonrisa y se posaba estática, como un colibrí libando, en el copete frondoso de una acacia joven. Al pasar a su lado me retuvo suavemente del brazo.
- Fíjese, amigo.
Un pajarillo afanoso cebaba a las cuatro o cinco crías de su nido.
- ¿Cuánto hace que no ha visto algo tan bonito?
- Mucho.
Me apretó el brazo, me miró comprensivo y siguió su camino. Y yo, que le había tomado por un loco, me he quedado aturdido.