La vela de Santiago fue de
utilidad aquella noche. La eléctrica lo advirtió: corte entre la una y las 6 de
la mañana. Pero mi cuerpo, como tiene por costumbre, no avisó del desvelo. Pasé
un rato mirando el pabilo arder en mitad del charquito de cera derretida. La
luz del fuego es distinta. No se fabrica, es original. Es la primera luz humana.
Encender una vela es viajar en el tiempo. Como volver a la Edad Media, por lo
menos. Y sus sombras caprichosas y oscilantes provocan muchas dudas y otros
pensamientos. Una televisión antiquísima, con espacios imaginativos, personales.
23 de diciembre de 2014
Escarcha
Platea de frío el campo y llora
cada rama una lágrima, primero blanca y luego transparente; cada brizna de
hierba, cada piedra. Y lento, con el calor tibio de un viejo perezoso, el oro
del sol disuelve el polvo de blancura. La tierra y el aire, codiciosos, se disputan
el deshielo del hielo. La una lo bebe, fundido en agua y barro, y el otro lo
aspira con vehemencia, sublimado en minúsculos puntos de vapor. El caminante y
su perra sólo miran. Y gozan del derecho a la vida en directo, sin
intermediarios. Y ambos dan fe de este milagro.
20 de diciembre de 2014
Comieron perdiz muerta
Fueron felices y comieron perdices.
Lástima que, antes, alguien hubo
de cazarlas. Pero la gente sólo aprecia el final del cuento, porque lo de andar
por ahí tras esas preciosas gallinitas de campo les parece funesto, un atávico
atraso, un sacrilegio ecológico merecedor del más fulminante anatema
medioambiental. Matar, sangrar y destripar, mejor que sean tareas para otros.
-Ay, pues a mí
póngame una racioncita de tostoncito ibérico o de lechacito de oveja churra.
Porque ambos serán genuinos, criados en la fresca dehesa y en los verdes prados.
¿Verdad?
-Sí, señora y
matados a besos, previa sedación. ¡No te jode!
Merry Christmas
Abrumado por la apatía general
que, a algunas personas, nos producen las navidades, he pasado estos días
anestesiado por la indolencia. Y, desde esa cueva interna en la que uno se refugia,
he descubierto repentinamente que ni en la radio ponen ya los viejos
villancicos, repetitivos y zumbones. Todo son tiernas baladas navideñas en inglés,
con tantísimo almíbar que empalagan.
¿Seremos ya definitivamente otro
país más, indiferenciado, aburrido y bilingüe?
¿Será en inglés este año El
Sorteo del Gordo?
Adiós zambomba y pandereta, lombarda
y besugo.
E, incomprensiblemente, uno echa
de menos hasta las cosas de las que abominaba.
17 de diciembre de 2014
Milagrosa felicitación navideña
He recibido una postal navideña que,
escrita con esmerada caligrafía, dice así: “Una vez más os deseo Feliz Navidad
y que el Divino Niño con su venida nos conceda Salud, Paz y Amor para saber
llevar la Cruz de cada día.”
Hay personas que recuerdan el origen
de la Navidad. Y no sólo son, el Corte
Inglés, la Banca y el comercio en general, las entidades que velan por ella.
Algunos recuerdan que, una vez, hubo creencias. ¿Qué tendrán éstas que ver con
la orgía de consumo que cada año se propicia? ¿Cómo hemos llegado a esto, don Vito?
Desvelos porque la Justicia permanezca ciega
Las evidencias no son pruebas.
Las imágenes, tomadas sin el consentimiento del delincuente, no son imparciales.
Así pues, grabar cualquier delito, por ejemplo, será un delito en sí. Es
intolerable que los criminales se vean sojuzgados por intromisiones tan
descaradas en su presunción de inocencia. Una imagen puede engañar más que mil
palabras. Afortunadamente, los avances del derecho han desenmascarado muy
pronto estas abominables prácticas y el gobierno, alertado por los juristas, ha
promulgado esta sanción pionera en el mundo: “Prohibido grabar delitos, todo
delincuente tiene derecho a no ser puesto en evidencia, la ley perseguirá a
quien lo haga.”
16 de diciembre de 2014
Frentes épicos
Cuando hasta las guerras se hacen
por razones humanitarias, el último reducto que le queda al alto riesgo es el
deporte. Quitarles la violencia a los partidos es querer privar al sexo de
pasión. Si la civilizada democracia quiere imperar también en el deporte, que
se supriman las competiciones e iluminen el orbe los que tengan más socios. A
ver, dónde si no, podrán liderar los machos alfa que aún en el mundo son. Sólo
dominando esa esfera, metáfora del cosmos, podrá saber la Humanidad que aún
existen seres superiores.
-
Perdonen, ¿vienen ustedes a la final de pimpón?
-
Cállate, bordelín.
13 de diciembre de 2014
Patafísica (Ciencia de las soluciones imaginarias)
Últimamente vienen uno tras otro
a visitarme. El de la infancia, me habla de ingenuidades; el de la juventud, de
torpezas; el de la madurez, de intereses. Pero sólo el de la vejez se queda
conmigo permanentemente y, ese cínico, es el más implacable de mis fantasmas. Y
no me pasa una. Desmonta sabiamente toda excusa para mis equivocaciones, a mis
errores los tilda abiertamente de egoísmos y se burla de cualquier cosa que
tenga por acierto, porque dice, el muy cabrón, que únicamente casualidades
fueron y no cuentan, y que, por los errores irremediables, se purga con el
remordimiento.
6 de diciembre de 2014
Cosas de casa
Setas de cardo ocres y blancas del
mismo pelaje pero distintas formas y tamaños, tinta negra en palabras, el papel
mil usos de otros tiempos, baldosas y azulejos hermanados en el sitio más
cotidiano de la casa. Estas cosas que se hacían antes, son ahora las que más me
gustan. Setas puestas a secar sobre papel de periódico en el suelo de la
cocina. Las setas están ahí pero qué habrá sido de lo que decía el diario. Creo
más en las setas y en pelar patatas y en hacerme con ambas un zancocho, que en
cualquier otra actividad iluminada.
Bostezo
El tagarote, amonado en la
atalaya de una rama, espera. El cazador sabe que ver al baharí es buen presagio.
Sugiere que torcaces o perdices anden cerca. La rapaz volará si el hombre acecha,
pero no lo hará si guarda la distancia. Canes y humanos, merodeando, le ojearán
la caza. Graznan dos picarazas delatoras y la raposa se escurre con su hopo
esponjoso por entre las aliagas hirsutas que cercan las huras del vivar lejano.
Asoma el sol, cumplidor, iluminando enebros de sombras alargadas y carrascas
macizas. Un vaho muy tenue, como de bostezo, sale lentamente de la tierra.
Los perros suicidas
Los perros saltan desde el puente
Overtoun atraídos por un olor irresistible. Se precipitan ante una tufarada sin
dudarlo. Y beben esos vientos en el aire hasta estrellarse contra el suelo. Porque
ese tafo se impone a sus sentidos y no dudan en afrontar la muerte por seguir
el atrayente gulusmeo. En el fondo es la curiosidad irresistible e inmediata.
Como mirar el Whatsapp conduciendo, ese irrenunciable pebetero sonoro que nos
obnubila y, si no está en la mano, nos quema por dentro. Y decimos de los
animales. Les superamos, olvidándonos de nuestra vida y de la de los demás.
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