23 de mayo de 2011

La baba negra

Mindundis, mangutas, provocadores, marginales, antisistemas, extremistas, rastas, okupas, ácratas, paniaguados, porreros, vagos, cartoneros, pedigüeños, tocapelotas, barbitontos, cutres, menguados, guitarreros, alipendis, subvencionados, rascabolas, unineuronales, blogeros, terroristas, golpistas, insumisos, manguis, pelagatos, tocabongos, trincayudas, vagolistos, soplagaitas, tuercebotas, tirados, fumetas, cantamañanas…
-        Qué las Santas Espinas aumenten la caridad y favorezcan el diálogo.
-        Y danos, Señor, sobre todo, capacidad de discernimiento.
-        Y haznos permanecer en el verdadero camino, como hasta el día de la fecha.
-        Pero si vais sin manillar, amados hijos: trincones del Partido Perroflauta.
-        Y no nos dejes sucumbir ante las provocaciones.
-        Y líbranos de la baba negra.

No hay quien entienda al alcalde

El alcalde de mi pueblo, un señor serio, que hace obras y vela por el bien de la ciudad, quiere devolverle la vida al centro viejo.
Y la semana pasada, con la plaza sin inaugurar, ha visto sus deseos cumplidos, porque gentes de todas las edades han llenado el ágora de ideas, de carteles, de palabras, de corros, de charlas y, hasta algunos, se han quedado a dormir, ilusionados, bajo sus soportales.
Orgulloso debería sentirse el buen edil viendo cumplido el fin de sus desvelos, viendo a la gente disfrutar de lo comunitario en armonía.
Pues no señor: está fatal.

Papá, cógeme aupa

Como esas olas vino el 15M y desvaneció la campaña. Las plazas hechas corralas de vecinos y los desconocidos conociéndose y los desencantados sintiéndose cálidamente acompañados.
Los políticos se sintieron molestos y enojados:
- ¡Mecachis, con lo bien que lo teníamos todo organizado!
Y es que la política no es para aficionados reunidos a deshoras por ahí. Mira que pretender decidir ellos. ¿Acaso saben lo que quieren? Ya tienen el maravilloso segundo de su voto y, mira, para que lo disfruten, este año, hasta les hemos dejado que lo metan ellos mismos en la urna. ¡Se podrán quejar!, ¡menudos perdularios!

18 de mayo de 2011

Buscando nuevos derroteros

Leyendo blogs descubro que existe la esperanza. Noto una disconformidad general que no sabemos encauzar. Y, en casi todos, encuentro algo parecido a una nostalgia por la honradez. Un sentimiento asfixiado por lo práctico. Parece que lo útil arrincona lo mejor que tenemos. Economía y política nos rigen. Las elecciones, más que liberarnos,  nos encadenan a una hegemonía bicéfala: elegir entre dos yugos. Y casi todos terminamos defraudados porque, lo que en su origen era de todos, sólo en beneficio de unos pocos, por otros pocos, es administrado. ¿De qué nos sirve nuestro sentimiento si el miedo lo arrincona?

17 de mayo de 2011

Barrenderos

Seguramente por la cabeza de muchas personas pasan ideas extrañas, adivinaciones tan fugaces como difíciles de expresar. Pero desaparecen y, como los sueños, se olvidan sin que puedan recuperarse.
Tal vez los escritores sean los barrenderos de esas ideas perdidas y, a veces, sepan recomponerlas. Y así, escritores y poetas, sin ser diferentes a los demás, posean ese don, y rehagan con bellas palabras lo que tantos pensaron y olvidaron. Y sean como oráculos, que escriban un pensamiento colectivo tenido por los demás por inefable. Y, algunos escritores, sean los intermediarios de los hombres con su propio pensar así desparramado.

11 de mayo de 2011

El hombre que se jubiló


El tiempo me ha mordido demasiado
y por eso me quiero jubilar.
He seguido con ahínco al mañana,
y el mañana siempre me dejó atrás.
Ahora estoy seguro de atraparlo.
Esta vez no se podrá escapar.
Tengo su tufo pegado a la nariz.
El futuro perfecto no me podrá burlar.
Aquel hombre quería jubilarse.
Y puso tanta fe y anhelo en ello,
que, una vez jubilado, perdió empeño,
pues no le quedó más por esperar.

9 de mayo de 2011

El cobrador que se crecía en cada verso

Afortunadamente, vivo.
Algo me apasiona.
Vivir es un mar.
Navego montado en una pluma.
El mañana llegará sin mi llamada.
Viviré pensando sólo en las palabras cotidianas.
El aire será la transparencia que me acoja.
El vino que llenará mis risas será mi pensamiento.
El agua que diluirá mis espantos será la bondad calma.
El cavilar acariciará la tarea de mis horas, rellenará mi tiempo.
Los sueños de cada noche me dejarán en la ribera del alba.
Y cada día nuevo me devolverá el tributo de vida que me debe.

5 de mayo de 2011

Adiós al amor que sólo perciben los niños


Ha muerto la mamá grande. Es un día más, lleno de la insignificancia que a los días les presta el tiempo, fabricante de infinitos, que desposee de identidad a sus hermanos chicos, marcados sólo por el sol y la sombra de un giro planetario. Al espacio también lo tildan de infinito pero, no sé, me lo parece menos que el tiempo o, en todo caso, una infinitud dentro de otra. La esfera de la mamá grande se ha candado y me pregunto por qué la infinitud la imaginamos siempre grande, como si en lo pequeño no pudiera caber la inmensidad.

2 de mayo de 2011

Seres intrascendentes

Las personas vivimos en la incertidumbre. La tenemos en cuanto al futuro, al presente y con respeto a quienes nos rodean. No hace falta que proyectemos nuestra fe hacia Dios o hacia una vida después de la muerte, basta con que la ejercitemos para lo que nos espera o hacia quienes nos acompañan. La fe, lejos de proyectarse al más allá, es una voluntad que necesitamos aplicar a diario. Y nuestro sino es no saber nunca si nos equivocamos. Nuestro hábitat es la inseguridad. La certeza es tan nociva que, a veces, necesitamos que la mente renuncie a ella.

1 de mayo de 2011

Circo máximo

Al Papa Wojtyla le han arreglado los papeles para santo en un plisplás: seis años. Celebrando celeridad vaticana y santidad cantada, un millón de fieles se han reunido hoy en la Plaza de San Pedro. Hasta Berlusconi ha desertado del bunga-bunga para acudir y, ni que decir, nuestra Leti, con mantilla, y Felipe, de príncipe azul. Pero todo es poco para un santificable, considerando el espectáculo de ayer montado para el himeneo de un Windsor. Ambas instituciones me son indiferentes, pero uno podrá opinar respetuosamente, ¿no?
¡Ah!, los del santo celebraron el sábado vigilia en el Circus Maximus. Muy propio.

A la cuarta pregunta (Reflexiones sobre el idioma)

Antiguamente los jueces, al interrogar a un acusado, le hacían cuatro preguntas: sobre su salud, sobre su instrucción, sobre su estado y, la cuarta, sobre sus bienes. Como, por incomprensibles casualidades, los delincuentes solían ser pobres de solemnidad, muchos decían, por vergüenza de reconocerlo abiertamente, que estaban a la cuarta pregunta. Y así los indigentes, por una vez, inventaron un eufemismo. Y, como ser pobre daba motivos justificados para la desconfianza, muchos reos, conscientes de ello, le decían de antemano al juez esa otra frase que aún perdura: “soy pobre, pero honrado”, pensando así que harían titubear al recto magistrado.