30 de enero de 2009

Historia de una peseta


Esta peseta la ganó una mujer en los años cincuenta. Le costó lavar toda una tarde en casa de un doctor. No la gastó.
Tuvo cinco hijos y, cuando se casó el pequeño, la pobre mujer no tenía qué darle. Así que, antes de que el hijo se fuera de casa, lavó muchas tardes en casa del médico. El día que su hijo se marchaba para casarse le entregó en un sobre noventa pesetas como ésta. Éste, conmovido, decidió que nunca las gastaría.
Él me regaló hace diez años esta peseta para que no olvidara a su madre ni la historia.

29 de enero de 2009

Perplejo


Esperando la noche para subir al hospital y continuar con aquella larga despedida, me pregunté por qué la Guardiana, profunda creyente, a la que tanto mortifiqué con mis hirientes reticencias hacia lo religioso, me dijo inesperadamente que la vida no tenía sentido.
Recuerdo que cuando llegué decía cosas extrañas que yo entendí perfectamente, aunque las enfermeras creían que desvariaba. Eran pasajes de una vida que conozco muy bien, pero me sorprendió aquella frase tan impropia de ella. En la agonía muchos se agarran, quizás por miedo, a lo que sea, y ella me espetó la frase de un descreído.

Talento


A veces pienso, por eso del pintarse, del vestirse y del calzarse, que las mujeres tienen un talento especial para el teatro, para ser más de una persona, para ejercitar recursos que a los hombres, más pacatos, nos están vedados. Creo también que se ejercitan en ello desde niñas, que les agrada y que, sin hacerlo por maldad, disfrutan. Imagino también que, por utilizar menos la fuerza, están más adiestradas en resolver situaciones con una gama más variada de herramientas que los varones. En definitiva opino que, por lo general, son más listas o mejor adaptadas a la vida, que viene a ser lo mismo.

Espías y delincuencia


Esos espías, que les pagamos a algunos jerifaltes de nuestras comunidades, les informan sobre los negocios sucios de los compañeros de partido. Esos negocietes que se hacen, en general, entre correligionarios. Apaños que todos sospechamos pero que nadie puede demostrar y menos sacar a la luz sin verse denunciado por calumnia. Ellos saben muy bien de qué se trata. Tiene un nombre genérico: tráfico de influencias. Así que el escándalo es triple: espionaje a nuestra costa y encubrimiento de negocios delictivos, cuyo conocimiento puede ser usado para extorsionar. Indefectiblemente el silencio caerá sobre todo esto, después el olvido. Como siempre.

28 de enero de 2009

El Dios ubicuo de todos los ejércitos


- No me gusta matar. Y, si sin gustarme tengo que hacerlo, preferiría que me gustara.
- No, hombre, no. Eso está feo. Si hay que matar se mata, pero sin ganas, considerándolo un deber patriótico. Porque, cuando se mata a desgana, vences tu voluntad. Demuestras disciplina y valores.
- Pues yo, teniendo en cuenta que el efecto final es el mismo, te digo que preferiría disfrutar. Porque, para qué padecer por lo que hacemos voluntariamente. Ya que matamos, matemos a gusto, hombre. ¡Por Dios!
- Cierto… además, tenemos a Dios con nosotros.
- Claro. ¡Cómo si no, matar impunemente!

27 de enero de 2009

CLIA (Castilla-La Mancha Intelligence Agency)


Me da vergüenza lo que les interesamos, me da vergüenza tanto sinvergüenza. La competición entre partidos se vende como inevitable. Vale. Pero ahora ya no es entre partidos distintos, es que dentro de ellos se permiten guerras intestinas por el poder y, al parecer, no hay ya autonomía en este maremágnum proceloso, en el que cada cual lucha por sus prebendas y su independentismo, en la que no haya servicios municipales y autonómicos de espionaje, contraespionaje y recontraespionaje, representaciones diplomáticas en el extranjero y supongo yo que, ya puestos, ejércitos clandestinos de paramilitares. Cada día son más sinvergüenzas. Se superan.

25 de enero de 2009

La servilleta


Han venido a parar a mí, dicen mis hermanas que soy el indicado, aquellas cajitas de cartón donde la Guardiana tenía sus tesoros sentimentales y uno de ellos, ¿sólo uno?, me ha conmovido. Es una servilleta de papel translúcido de la Granja Reus, de Palma de Mallorca, de cuando los teléfonos tenían cuatro cifras. Mi madre sólo estuvo allí en su viaje de novios. En el centro de la servilleta, cuidadosamente doblada, aparece en carmín la impronta de sus labios de joven mujer enamorada. Qué cosas puede uno recibir de herencia. Besos de un mes de marzo del año 1950.

24 de enero de 2009

El responso


Mi madre era creyente, católica practicante. Perseveró su vida entera. Por activa y pasiva, de palabra y por escrito nos exigió siempre sepultura cristiana, inhumación, misas y todos los ritos que dicta su confesión. A su pesar no soy religioso pero, como una última cortesía filial, asistí a su responso. Imaginaba una amable despedida por parte de su iglesia. Pero, atónito, escuché un discurso iracundo contra el relativismo moral, contra las incineraciones, contra los no creyentes y me di cuenta enseguida que, a aquel loco revestido, mi católica madre no le importaba un bledo, estaba muy centrado en su política.

22 de enero de 2009

El libro de las cosas pequeñas


En el libro de las cosas pequeñas se anotan las cosas que indican cómo fue una vida, nunca los logros engañosos. Y, aunque las vidas son parecidas y distintas, si estos libros del detalle fueran publicados muchas personas se verían reflejadas en ellos. No es la primera vez que me ha pasado. Escribir el libro de las cosas pequeñas es una actividad paciente, dedicada, como la un enamorado no correspondido que, a pesar de todo, no se desanima y sigue y sigue y no ceja y apunta todos los detalles porque sabe que alguien, algún día, hará cuenta de ellos.

20 de enero de 2009

Lo bastante


No tengo sentimiento de tristeza, ni remordimiento por no haber hecho lo necesario, ni culpo a nadie por ningún descuido, ni pienso que la muerte sea injusta, ni albergo sentimientos de disconformidad alguna… Sólo que es ahora, a solas, cuando todo ha terminado y siento lo irrecuperable de su ausencia, cuando me doy cuenta de que quizás no la quise lo bastante.

18 de enero de 2009

Sin su mirada


A las 14 horas del 17 de enero se le ha parado el reloj a la Guardiana. Ha cambiado sus dolores por silencio y por tonos madera de rosario, amarillo de piel y blanco de sudario. Ha dejado bien claro, por escrito, que no quería flores ni boato, que quería la caja más barata y un pasaje discreto hacia la tierra, arropando los restos de mi padre. Hace un momento la he dejado en su caja de madera con un gesto que no es el suyo y, por primera vez en mi vida, su mirada no me ha seguido al marcharme.

17 de enero de 2009

Tipsy


Un saludo a todos los, dos o tres, que leéis lo que escribo. Sí, he estado bebiendo. Pero supongo que no lo suficiente, porque aún soy capaz de escribir frente a esta pantalla. Ella es como el espejo en el que, de modo personal o transferido, vengo contando a los que la miráis mis sentimientos, mis penas y mis miedos. A veces lo hago con vergüenza, a veces con descaro y, siempre, sin desvelar del todo lo vivido y lo inventado. Humanos somos, deseamos contar lo que aprendimos pero nos avergüenza, a veces, el modo en que lo hicimos. Sí.

15 de enero de 2009

Cuando se está bien.


Hay gente tan destrozada por los males, tan privada de bienestar, tan deteriorada física y psíquicamente por el dolor, porque existen dolores que no cesan, que se vuelven insensibles a los estímulos normales de la vida al acarrear tormentos tales que escapan a la imaginación de los demás. Son gentes tan dolientes que no quieren levantarse, que sólo quisieran desaparecer y a los que nadie comprende porque sólo quien padece esos dolores constantes sabe lo que significan. Cuando una de esas personas tiene un minuto inesperado de sosiego suele decir: ¡Qué bien se está cuando se está bien!

13 de enero de 2009

El pueblo elegido


¿Cuándo el que comete un crimen no se ha ocultado entre la masa?
¿Desde cuándo si nos pica una abeja quemamos la colmena?
¿Qué razón puede asistir a quien masacra indiscriminadamente, destruye hogares y ciudades alegando autodefensa?
¿Entra en la legalidad internacional arrasar el pueblo de quien asesinó a mi hermano?
Nada gana Israel provocando tanto sufrimiento porque su delito es simiente de su propio dolor. Así, lo que les hace a los palestinos se lo hace a su pueblo. ¡Qué la sabiduría nos libre de locos como estos y de quienes les jalean!
Y le llamaron el pueblo elegido.

8 de enero de 2009

Zambullida


La Guardiana de las Fechas se está muriendo con una lentitud desesperante. Hoy, cuando llegué, le pregunté cómo estaba. Perezosamente salió de su bruma de calmantes y me sonrió:
- Estamos a las mismas.
Luego de acomodarla como me dijo, le di un poco de agua y le acaricié a sabiendas de que pudieran ser las últimas caricias, se sumió en un sueño ligero, como aletargada. Pasada media hora, abrió los ojos, me buscó la mirada y me dijo:
- ¿Sabes, hijo? La vida no tiene sentido.
Sonrió, mientras acariciaba su cabecita de niña, y se zambulló en su interior.