29 de enero de 2009

Perplejo


Esperando la noche para subir al hospital y continuar con aquella larga despedida, me pregunté por qué la Guardiana, profunda creyente, a la que tanto mortifiqué con mis hirientes reticencias hacia lo religioso, me dijo inesperadamente que la vida no tenía sentido.
Recuerdo que cuando llegué decía cosas extrañas que yo entendí perfectamente, aunque las enfermeras creían que desvariaba. Eran pasajes de una vida que conozco muy bien, pero me sorprendió aquella frase tan impropia de ella. En la agonía muchos se agarran, quizás por miedo, a lo que sea, y ella me espetó la frase de un descreído.

4 comentarios:

Insumisa dijo...

La Guardiana tenía razón. La vida no tiene sentido. Tú se lo das. El amor le da sentido.

En cuanto a lo de tu libro. De estar en tu tierra y a pesar de haberlo leído ya, lo compraría de mil amores, con una sola condición; TU AUTÓGRAFO en el.

Soros dijo...

Bueno, veo que tienes una solución para las palabras de la Guardiana.
Lo del autógrafo ya lo veremos, todo se andará.
Saludos.

Paz Zeltia dijo...

efectivamente, es la frase de una persona no creyente. mi madre era de misa diaria, confesiones, rezos y rosarios. cuando le dió el purrús y se quedó como niña, me dije: ese trocito de cerebro que quedó dañado, debe ser donde tenía alojada el alma que tanto miedo le daba que se llevase el diablo... porque con él se fue su afición a las iglesias, a los rezos. con él se fueron sus remordimientos, sus pesares. con él se fueron sus recuerdos. con él se fue su ser y su estar. así que, al final de su vida, también a mí me vino a decir que estaba yo en lo cierto. (por si alguna duda me quedara)

Lan dijo...

Qué gusto da, Zeltia, encontrar personas que te entienden a la primera.