El viejo, como aquel coronel, no
tiene quien le escriba. Pero, lo peor, es que tampoco tiene quien le hable, ni
quien le escuche, ni quien le lea y, casi diría, que tampoco tiene quien le
mire. Bueno, le mira y le habla el personal del asilo, pero él sabe que son
miradas y palabras pagadas y, si alguna no lo fuera, tampoco tiene forma de
saberlo. Así que, cuando alguien le sonríe, nota que su última esperanza es la
mirada pues, con los años, intuye más verdad en los gestos que fe le queda en
las palabras.
24 de octubre de 2014
La velocidad del deseo
Vivimos a espetaperros, odiamos
lo lento, amamos lo rápido y, desde Internet acá, sólo nos sirve lo inmediato.
Ir desempedrando calles con el huracán fulminante que todo lo atropella es lo
nuestro. Ha quedado viejo eso de “el tiempo es dinero”; ahora, el tiempo, es
deseo. Vivir a la velocidad del deseo es algo así como viajar a la velocidad de
la luz. Toda una meta. Aunque, tal vez, tal velocidad no nos dé tiempo a
plantearnos lo que hacemos, ni adónde vamos. ¿Qué más da? Seamos felices. Vivir
rápido y morir en urgencias, sería un buen lema.
Casi feliz
En mi nueva profesión de
azotacalles, cotidianamente desempeño con dedicación y humildad mis funciones:
soy fiel al PP (pan y periódico), corredor de bolsa (de la compra), aviador de
vocación tardía (aviando la casa lo justito), consultor (de recetas culinarias),
experto en el corte (inglés), oficial de abastos, gestor de asuntos propios y
ajenos, experto en logística y mensajería y hasta soporto el peso de la
decoración. Y, me digo, eres una persona normal, adocenada, conforme con tu
edad. Y, sin embargo, no me resigno a la continua mohatra del gobierno en la
venta diaria de sus esperpénticas aranas triunfalistas.
18 de octubre de 2014
El orgullo y la geografía
-
Sí, señor. ¡Soy español! ¿Qué pasa?
Camino a casa,
con el frescor de la noche, se disiparon algo los efectos etílicos. Y, dejando
atrás honrosos vericuetos raciales, devaneó su mente con las ideas simples,
ajenas al ridículo, y se acogió al sedante sentido del humor: “Claro, soy
español, nací en España. Y, lo triste, es que, aunque quisiera, no podría dejar
de serlo. De modo que al final, aunque me pese, soy español porque no puedo ser
otra cosa.”
-
Y a ese qué le pasa –dijo uno al verle pasar.
-
Nada, que hoy la ha cogido risueña.
Entretenidos
Si la realidad está constituida
por los hechos y no por los deseos, si admitimos que el poder está capacitado
para decidir en que hemos de emplear nuestro dinero, si consideramos que la
corrupción consigue que el poder sufrague gastos y fortunas y si pensamos que
la inteligencia es la capacidad de adaptarse a lo que venga, supongo que vivimos
en una sociedad inteligente y realista porque vivimos adaptados al poder y a
sus secuelas.
-
Sí, pero nuestra voluntad puede cambiarla.
-
Para mantenernos en esa ilusión, tenemos esa
vieja muletilla: “La justicia es igual para todos”.
11 de octubre de 2014
Los proactivos
El otro día por la tele uno de
esos señores importantes, que trabajan en el Ministerio de Sanidad, dijo que
iban a ser especialmente pro activos, o proactivos, en las medidas para
combatir el ébola. El saber que el ministerio va a estar en favor de la actividad
ante esta enfermedad me llenó de tranquilidad.
Sin embargo, pasado un rato, me
dije si es que antes estaban pasivos, o pro pasivos, o propasivos y pensé que
solamente habían usado una expresión nueva o poco frecuente, pero que seguirían
como siempre, y, además, propasándose también en el uso del lenguaje.
La hermana paciencia
La globalización hace mundiales
los problemas locales. Y, aunque los poderes reales ponen coto a cuanto no les
interesa, los virus escapan aún a su control. Sin embargo, los virus,
trabajando gratis y con movilidad laboral, son también partidarios de la
globalización y gustan, como esos poderes, de colonizar cuanto pillan y además,
siendo insignificantes e irracionales, actúan con mayor efectividad que las
grandes corporaciones. Ante esta globalización biológica, nos quieren tranquilizar con protocolos
que, al parecer, nadie respeta. Y la gente les observamos, como siempre, con
paciencia, esa sempiterna hermana. Porque, estando mal, podemos acostumbrarnos
a estar peor.
4 de octubre de 2014
Torrente 5, piqué.
So pretexto de hacer una metáfora
de los vicios nacionales, se estrenó ayer el quinto episodio de Torrente. En mi
opinión, visto el primer episodio de la saga, vistos todos. Que tantas personas,
incluso críticos, promocionen este quinto Torrente, produce la triste impresión
de que, considerándonos acostumbrados a los escándalos diarios, piensan que no
nos importará contribuir, en este caso voluntariamente, a la avidez monetaria
del amiguete Segura, así, en plan coleguitas. Menudo bodrio, no sé cómo los hay
con tanta jeta. Menos mal que en el cine, al contrario que en la vida, tragarse
una vergüenza es cosa voluntaria.
1 de octubre de 2014
La irrealidad de la noche
Confiaban los ciudadanos en la
sempiterna sucesión de los días y las noches. Mas hubieron de desengañarse,
como de tantas cosas tenidas por evidentes e inmutables, cuando un día los
políticos les revelaron que no había noches, sino que la Tierra, al girar, les
sumía en lo que propiamente eran eclipses de sol autogenerados de duración
variable y que, por tanto, eran los ciudadanos los que, también en este caso,
como en tantos, estaban confundidos y ofuscados. Y es que lo real es tan etéreo
que no está, estará ni estuvo nunca, más que al alcance de algunos seres
superiores.
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