29 de enero de 2009

Espías y delincuencia


Esos espías, que les pagamos a algunos jerifaltes de nuestras comunidades, les informan sobre los negocios sucios de los compañeros de partido. Esos negocietes que se hacen, en general, entre correligionarios. Apaños que todos sospechamos pero que nadie puede demostrar y menos sacar a la luz sin verse denunciado por calumnia. Ellos saben muy bien de qué se trata. Tiene un nombre genérico: tráfico de influencias. Así que el escándalo es triple: espionaje a nuestra costa y encubrimiento de negocios delictivos, cuyo conocimiento puede ser usado para extorsionar. Indefectiblemente el silencio caerá sobre todo esto, después el olvido. Como siempre.

2 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

como bien dices, se sospecha, sólo porque no lo podemos demostrar. mientras, se entretienen. son sus chanchullos, tú lo has dicho: poder=dinero; dinero=dinero
dinero que todo lo compra. hasta, a veces, el amor.
la única insobornable es Ella.

Lan dijo...

"Todo el mundo sabe que el barco se hunde, todo el mundo sabe que el capitán miente..."