5 de septiembre de 2008

Mal perfil


En los sermones Dios aparecía como un ser mezquino, tirano y vengador, más incapaz de perdonar que don Vito Corleone y sádico hasta hacerte sufrir indefinidamente, en el infierno, con torturas refinadísimas y sin dejar que te murieras de una puta vez. Te jodes, a sufrir durante la eternidad eterna. Aquel Dios, gigante de bondad, que simultáneamente predicaban, chirriaba con la truculenta fama que le ponían los mismos que proclamaban su bondad infinita. Algo discordante había en todo eso. Y lo discordante era el afán de la Iglesia por tenernos bajo su yugo. Eso sí, a cambio, la vida eterna.

2 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

los pelos se erizan para muchos cuando leen historias de vender el alma al diablo.
pero a dios se le vende el alma por millones cada día (aunque con trampas)

Lan dijo...

Pero de eso se trata, mujer, de vender el alma a Dios... si es posible de modo gratuito, mejor. Además no tienes nada que perder, que no existe la vida eterna, pues tan amigos, estamos donde estábamos; que resulta que existe, pues mejor que mejor.
Besos.