21 de noviembre de 2008

Relájate


Tuve un jefe mayor y circunspecto en mi primer trabajo. Y, por vivir yo aún en el reino inefable de la noble inocencia, continuamente le decía:
- ¿Y ahora qué hago, don Alejandro?
Tanto le acosaba con mi efectividad laboral, ajeno como estaba a lo que es hacer el perro, que un día paternalmente me dijo:
-¿Fuma usted?
-No señor.
-Pues debería. Y, cada vez que decidiera preguntarme que qué hace, podría, en su lugar, fumarse un cigarrito.
Puesto en la tesitura de abrazar el vicio del tabaco, me pareció más saludable huir del hábito enervante del trabajo constante.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Naaa. Yo creo mas bien, que no huiste del hábito del trabajo, sino que, como decimos en mi rancho, "agarraste la onda"

:-)

¡chuickkk!

Lan dijo...

Que bien te explicas cuando escribes en mexicano.
Besazo.

Paz Zeltia dijo...

pues ya no quedan jefes como don alejandro! (que yo conozca)

Lan dijo...

Con toda modestia y sin ánimo de alabarme, Zeltia, creo que he conocido algún geta parda más que tú en esta vida y esos jefes te los puedes encontrar en muchos sitios aún.
Te lo prometo por el niño Jesús, ahora que ya viene la Navidad...

Lan dijo...

Por cierto, feliz navidad a todos y feliz falsedad también. Llevad cuidado que ya han empezado a encender las luces. ¡Poneos a cubierto, que tiran a dar!

Paz Zeltia dijo...

ssssht! no menciones la soga en casa del ahorcado!
y la que se nos viene encima.

Yo empecé mi propia campaña navideña en la familia votando por cenar la noche de Nochebuena huevos fritos con patatas y chorizo con un buen tintorro... ni regalos, ni noeles escalando balcones, ni niño jesús ni su señora madre, pero no va a poder ser, me temo.

Lan dijo...

En mi caso los regalos, al menos por mi parte, están suprimidos ya.
Si alguien me sugiere papas noeles o belencitos o muérdago, ya están avisados, puede haber respuesta armada. Y como todos van a tener que cenar y comer en mi casa pues, es sencillo, comeran lo que nosotros preparemos más lo que ellos traigan, claro. Dura de la tarde del 24 a la sobremesa del 25 y ni un minuto más. Luego a viajar por ahí y cada mochuelo a su olivo.
Saludos Zeltia y defiéndete como puedas.