17 de diciembre de 2008

Lázaro


Fugitivo de muchedumbres y fiestas. Adolescente solitario, ni de joven le gustaron las pandillas. Sus mejores multitudes nunca pasaron de dos. Con cuatro amigos vitalicios, ya tres. Alérgico a los regalos, sobretodo de cumpleaños, que no sean prácticos o consumibles. Sincero, pero carente de tacto, o sea, socialmente torpe. Familiar en dosis pequeñas, ni frecuentes ni numerosas. Le consideran, sin embargo, acogedor, protector, generoso, buen conversador y consejero, amigo de causas perdidas, leal, astuto si le ponen a la defensiva y con mal genio, pero casi exclusivamente cuando le tocan la independencia o se siente controlado. Lázaro nació como muerto.

6 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

... hay tantas formas de vida!

Lan dijo...

Eso si que no admite discusión.

Insumisa dijo...

A mi también me asusta la violencia. Y mira que conviví con ella cotidianamente los primeros 19 años de mi vida.
Nunca, pero nunca te acostumbras a tener miedo el 100% del tiempo.
A veces, para salir de esas cosas, se necesitan alas, un sitio especial y luminoso, donde nadie mas tenga acceso.
Pero pagas un precio por ello... te vuelves un poco como Lázaro.

Insumisa dijo...

P.D. ya se que este último comentario no va en este cajón. En realidad es para el mas reciente Post que publicaste. Pero Lázaro se parece mucho a mi y desde que lo leí, se me quedó en el entrecejo.

Lan dijo...

Lázaro aprendió pronto que se vive solo, del mismo modo que se nace y que se muere. Hay veces, ciertamente, que se encuentran corazones hospitalarios y eso es muy bello, pero nunca invalida lo primero. Hay quien sostiene que no es así y quizás en su caso sea cierto. En el mundo de las letras todo tiene cabida y por eso es fabuloso habitar en él y gozar de esa libertad ilimitada que, por cierto, en el mundo tampoco existe.
Con mi afecto, señora Lázara Piel de Letras.

Lan dijo...

Dicen que Lázaro era amigo de Jesús y que fue la única persona a la que resucitó. Esto invalidaría toda esa teoría de la soledad del ser humano pero sólo en el caso de Lázaro porque, que yo sepa, el caso nunca ha vuelto a repetirse.
A los niños que nacían muertos o como muertos si, por el medio que fuera, conseguían traerlos a la vida, existía la costumbre de ponerles de nombre Lázaro. Una romántica costumbre ya perdida. La fiesta de este santo se celebra el 17 de diciembre. Y se dice también que, por esta deferencia que el Señor hizo a Lázaro no dejándole solo ni en la muerte, todos los que acompañan o acompañaban a los ciegos amparándoles tomaron el nombre de Lazarillos.
Un beso señora Lazarilla. ;-)