6 de febrero de 2009

Entrega


Cuando una persona se siente motivada por su trabajo, es tal el interés que por él siente que se vuelve insensible a cuanto le rodea. Piensa que lo que hace es trascendente y le parece que nada hay más interesante que aquello en lo que se encuentra involucrada. Así pasan algunos años, unas veces más y otras menos, hasta que los hechos le sacan de su error y le demuestran que todos aquellos esfuerzos se echaron en el saco del olvido y que da igual el interés que demostraran, porque eso nunca se barema y queda todo a beneficio de inventario.

4 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

A mí me resulta dificil de imaginar eso, porque nunca sentí esa entrega por el trabajo. Pero supongo que si no se espera "reconocimiento" p9or el trabajo realizado, y se hace porque le motiva a uno, en esa motivación ya lleva la recompensa.

Lan dijo...

Inteligente lo que dices. Y además cierto. Aún engañados, podemos disfrutar de la existencia y, lo que es más, sentirnos unos privilegiados por lo que estamos viviendo y tenemos fraguado en nuestra mente. Pero sí, existen personas capaz de ilusionarse hasta la ceguera. A algunas, si mueren en ese estado, los ángeles les pueden llevar directamente al cielo. Yo casi lo vi. Lástima que me desperté en el último momento.
Agarimos.

Insumisa dijo...

Si lo sabré yo...

Lan dijo...

Creo que hay trabajos que, de por sí son creativos. Y cuando se habla de creativos la gente piensa en las artes. Sin embargo hay otros trabajos, que nadie considera creativos, en los que pueden descubrirse cosas nuevas con el paso del tiempo, cosas que pueden hacer felices a los demás y a uno mismo. Y todo esto lo digo, Piel de Letras, por lo mucho que te he leído a ti escribir del tuyo.
Saluditos :-)