5 de febrero de 2009

Sin malicia


Los viejos murmuraban en la taberna del pueblo sobre la inmoralidad de los domingueros que visitaban los parajes cercanos del Tajo. El forastero escuchaba.
- Yo, por no verles, es que me tengo que volver al pueblo –decía un viejo.
- En viendo ciertas cosas, me inrito de una manera que me pasa lo mismo –añadió otro.
El forastero, contemporizador, intervino:
- Bueno ustedes fueron jóvenes y lo pasarían bien, supongo.
- Mia, nosotros –intervino una vieja- ¡Pobrecillos de nosotros!, si andábamos por ahí to el día con las ovejas. Como mucho, que se acercara alguno y te arreara cuatro pichorretazos en to el papazo, ¡pero sin malicia!, no como ahora que no hay vergüenza.

2 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

es que ahora, jajaja, hay una maliciaaaaa
y aún así para que sean CUATRO los pichorretazos, no es cosa de cada dia

:)

Lan dijo...

¿No es cosa de cada día? No le pongas límite ni coto, Zeltia, a la providencia divina que dificilmente podemos prever lo que se nos puede avecinar. Aunque claro, Norbertina la de la foto, hablaba con mucha propiedad de sus años jóvenes en los que la falta de malicia y de ocasión hacía que, cuando ésta se presentaba, no se escatimasen esfuerzos.