
Le operaban a la mañana siguiente. La enfermera jefe le dijo a la auxiliar nueva que debía rasurar por completo al paciente. Sin embargo, la muchacha pasaba una y otra vez por la habitación de Paco sin encontrar el momento. Esperaba, sin duda, que, entre tanto quehacer, aquella tarea le cayera a otra. ¡Maldita sea, por qué nunca estarán los enfermeros cuando hacen falta!
- Aún tienes sin rasurar al de la 408 ventana – le recordaron.
- Venga, chica, no te cortes. Rasúralo bien y de paso, si te animas, le haces una manoletina –se cachondeó de su apuro una veterana.
- Aún tienes sin rasurar al de la 408 ventana – le recordaron.
- Venga, chica, no te cortes. Rasúralo bien y de paso, si te animas, le haces una manoletina –se cachondeó de su apuro una veterana.
8 comentarios:
Hay que ver,que mala leche tiene el personal...
Tampoco es para tanto, mujer, que hay que espabilar...
A quien,al paciente o a la novata?
A ambos.
Las veteranas, sanjan con mucho humor, a veces, los apuros de las novatas.
Y que lo digas.
jajaja, yo siempre pienso que todo tiene que ser mucho más vioilento para el paciente, porque los profesionales ya lo han visto todo.
una, por ejemplo, siempre quiso pensar que para el ginecólogo un chochito no es un chochito, sino una parte del aparato reproductor femenino.
ya luego, cuando se quita la bata, allá él.
El pudor, como algunas otras cosas, es muy personal.
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