23 de mayo de 2009

Sin presente


Un día te sorprendes habitando entre dos pensamientos sin substancia real: la nostalgia de los días pasados y el temor a los futuros. Creo que, probablemente, es justo ese momento el que marca el punto en que, definitivamente, has dejado de ser joven. Entre la preocupación por la incertidumbre y los recuerdos que se desvanecieron como el humo, se asfixian, ya sin remisión, tus días presentes.

5 comentarios:

Insumisa dijo...

Entonces, yo dejé de ser joven a los 15 años.

Lan dijo...

Si tú lo dices... pero me parece un poco temprano para juntar los recuerdos con el miedo.

Paz Zeltia dijo...

lan, confiesa, de dónde me plagiaste?

:-)

piel de letras= creo que el miedo y la incertidumbre por el futuro que se puede tener en la adolescencia o la primera juventud, tiene en la otra parte de la balanza la ilusión y la curiosidad por las cosas que tienes ganas de vivir, y eso equilibra.
cambia mucho la cosa a como se siente treinta años más tarde.
vamos, creo yo, pero es solo mi opinión.

Paz Zeltia dijo...

y que se me quedó en el tintero, la parte de los recuerdos.
Como dice Lan... ¿qué recuerdos te marcan a los 15 años, salvo la infancia, cuando a esa edad es lo que más ganas tienes de dejar atrás?

Lan dijo...

Más que plagios, vamos pasando por las mismas estaciones y, probablemente, a veces con poco tiempo de diferencia. Casi a la par.