6 de septiembre de 2010

Cada día más mandangas

No logro deshacerme de la vieja idea de que los perros son animales. Y no de compañía, como se les llama ahora, sino animales animales, de cuando se hablaba de personas y animales poniendo por medio una distancia. Siempre viví en casa y los perros lo hicieron en el corral y fue sólo el bendito campo nuestro común lugar de esparcimiento, allí nos divertíamos y hasta dejábamos abono donde nos petaba. Nos acompañábamos mutuamente, nos ayudábamos, nos divertíamos y nos guardábamos afecto pero, oye, no comprendo esa mística veneración que a todo el mundo le ha entrado con los canes.

4 comentarios:

Insumisa dijo...

Si lo miras bien mirado, los amantes de los perros en el sentido que lo mencionas (la "mística veneración") tienen un problema con los humanos, que canalizan hacia los canes. Si con aquellos no pueden, con estos últimos sí.

Y con todo lo que amo a mis perros, no los venero. Es mas bien todo lo contrario.

Saludos desde mi lado del charco pantanoso y llenito de perros blancos.

Jajajajaja

Lan dijo...

Puede que lleves razón. Yo no me atrevo a decir tanto.
Que lo pases bien con tus perros blancos.
Gracias, Piel de Letras.

Paz Zeltia dijo...

Será al compartir el sofá, en el pisito de ciudad.

Lan dijo...

Sí, Zeltia, y algunos afirman que sus perros tienen la capacidad de sonreir, que se sienten divos, que tienen depresiones y complejos...
Parece que la relación de las personas con los animales está cambiando y no sé si para bien de los animales, o de las personas, o de ambos, o de ninguno. Pero así son las cosas. Será que así tienen que ser.