12 de octubre de 2010

San Julián el Tranquilo

San Julián el Tranquilo vivió, hace unos ochocientos años, en una gruta natural de la hoz de un río. Allí, con su fiel siervo Lesmes, hacía ejercicios espirituales y fabricaba cestillos de mimbre para los necesitados. Luego, fue obispo.
La leyenda no da más datos ni falta que hacen. Me agrada la idea de que los santos llegaran a serlo por cosas tan simples como extraordinarias y sé que el indagar sólo lleva al descreimiento, a la decepción y a la tristeza. De los santos conviene sólo saber lo necesario. De obispo, ya se sabe, haría cosas rutinarias.

2 comentarios:

Paz Zeltia dijo...

lo de tranquilo, me da como envidia.
no sé por qué presiento que lo de hacer cestos se convirtió en algo a resaltar solamente porque después fue obispo.
yo soy descreída hasta sin indagar!
:)
pch! se hace simpático el santo.
;)

Lan dijo...

Zeltia, eso de ser descreído hasta sin indagar me suena un poco. Me imagino que debe ser cosa de la pila.
Saludos tranquilitos.