Sonia, joven y obesa, hermosa y lenta de cabeza, infantil y cándida, de sonrisa perenne y gesto vacuo, vivía en su mente todo lo que la vida le negaba. Así llegó a forjarse aquellos viajes que cada día iniciaba y que acababan siempre en el andén de la estación. Se maquillaba, se ponía elegante, con abrigo largo, gafas amplias de sol y gesto interesante, y arrastraba con mucha decisión su maleta con ruedas, traqueteando por el pavimento exagonal de las aceras y, cada día, disfrutaba de un viaje que nunca culminaba. Siempre dudaba en el momento de marcharse definitivamente.
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8 comentarios:
Ufff son decisiones muy dificiles. Abandonar todo y comenzar de cero? o continuar con la rutina diaria. Un escrito para pensar, valorar y sopesar.
O, simplementem, abandonarlo todo definitivamente.
Saludos, Asraii.
A lo mejor es que quería ir a tantos sitios que no podía decidirse por uno, y así, entre duda y duda, se quedaba parada, como si no tuviera ninguna intención.
Como Sonia existe, puede que cualquier día me entere del lugar que eligió.
Saludos, Ángeles.
pues muchos hacemos eso.
Seguramente, Zeltia. Sonia lo exterioriza y, cada día, es como si hiciera su propia obra de teatro. Ella es la actriz principal y esta pequeña ciudad el escenario.
Saludos.
Tal vez, si consiguiera para el pasaje... no se... solo se me ocurre que eso pudiera ser su principal impedimento. Que por ganas e iniciativa no ha quedado. Ella se viste y va hasta donde su presupuesto alcanza ¿no?
Tal vez el viaje que ella tiene en mente ni siquiera es low cost, como se dice ahora, sino algo totalmente gratis y, además, sin retorno.
¿No lo habías pensado, Piel de Letras?
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