25 de mayo de 2012

Igual que los dedos de la mano


La señora Norberta caminaba torpemente, del brazo de uno de sus hijos, por las calles empedradas de su pueblo.
-        Bien va usted. No se quejará. Bien se nota lo a gusto que va usted con este hijo –le dijo la vecina.
-        Pues sepa usted que a los cinco que tengo los quiero por igual. ¿Cuál cree usted que me dolería más, si me cortaran uno de los dedos de la mano? Pues así quiero a mis hijos, por igual.
-        Sí, madre, pero para hurgarse la nariz usa usted sólo uno. Y suele ser el mismo. –saltó el hijo.

10 comentarios:

Descalza dijo...

Y lleva razón el hijo, Lan. Suele suceder que los padres dicen querer a todos por igual, aunque de la camada completa, solo se cuente con uno o dos.
Mal repartidas obligaciones y responsabilidades para un equitativo reparto de cariños.

b:Deíca-r dijo...

...El pulgar suele ser muy importante por ser el que está "enfrentado" a los otros y servir de gancho para todo, aunque no sea el habitual para urgarse la nariz. Los trapos sucios los soportan otros y no suelen ser los que ciertamente se lleven lo mejor.
Para sacar un moco de la nariz basta con un dedo, pero si actuasen los cinco sólo tendrían que decirle: -"moco, sal estás rodeado"
Será a la hora de repartir...?
Deica

Soros dijo...

Qué bien lo has pillado, Descalza.

Soros dijo...

Muy bien eso de:
"Entrégate, estás rodeado."
Saludos, Beato.

Ángeles dijo...

Qué injusto es el mundo: es injusto que la responsabilidad de los padres ancianos se deje a uno solo de los hijos, pero también es injusto que los padres sigan considerando a todos los hijos por igual. Porque está claro que no sen todos iguales.

Al margen de esto, la respuesta de este hijo es de un ingenio extraordinario.

Paz Zeltia dijo...

Eso también observo yo en algunas familias:
a uno de los hijos -habitualmente hija- se le carga con todas las responsabilidades y siempre hay un mimado al que todo se le consiente y que se escaquea de las obligaciones y compromisos y, encima, no se le puede ni criticar delante de la madre...

Pero yo lo achaco a que las madres siempre protegen al cachorro más débil.

También hay personas (que son hijos) a los que su carácter "les obliga" a ser cumplidores y protectores, ya que si no se sentirían mal; y por lo tanto, les resulta desagradable ver que tiene hermanos que viven sin "agobiarse" y lo toman como un descargo de responsabilidades...

detrás de todas esas relaciones hay mundos mucho más complicados que "fulanito es muy bueno y sacrificado" y menganito "es un pasota".

Lo del dedo me encanta. Si me acuerdo, que tengo la memoria desgastada, lo usaré en alguna ocasión que venga a cuento, seguro.

Besos mañaneros

matrioska_verde dijo...

un buen ejemplo de la sabiduría popular.

no tengo hermanos y tengo una sola hija, así que no puedo hablar por propia experiencia, aunque la experiencia ajena me dice que igual, igual no se quiere a dos... , como explica muy bien Zeltia, hay montones de razones.

biquiños,

Lan dijo...

Los padres, Ángeles, suelen conocer bien a cada uno de sus hijos y, casi siempre y sin errar, designan el papel que cada uno ha de hacer. Es todo muy sutil, pero ellos lo tienen claro.

Lan dijo...

Lo del dedo, Zeltia, es una salida ocurrente para romper ese otro tópico de los dedos de la mano. Seguro que todos, alguna vez, lo hemos oído.

Lan dijo...

Vaya, Aldabra, veo que piensas que todos somos iguales para el dolor, pero no para el amor.
No está nada mal tu conclusión.
Bicos.