6 de diciembre de 2012

La cosa nostra



-        Como vemos cada día, empresarios y políticos, son el núcleo de la corrupción en el país.
-        No, amigos, no. Piensen lo primero en la presunción de inocencia. Garantía que a todos nos ampara. Dejen trabajar a la justicia.
-        La justicia es una tortuga. Ellos tienen mil argucias, abogados expertos, dinero para fianzas, propiedades ocultas y obtienen tiempo para que todo se olvide.
-        Sí, pero la justicia es inexorable.
-        Si alguna vez les condenan, ¿cumplirán las penas, devolverán el dinero?
-        Hombre, para gente que no hizo sino equivocarse, que no son propiamente lumpen, siempre habrá un indulto.
-        Naturalmente, señor ministro.

4 comentarios:

d:D´ dijo...

En arquitectura siempre, lo recuerdas bien en los libros de COU, de Hª del Arte, aunque tú seas del antiguo PREU, seguramente, se habló del feísmo. Justamente el que producía la torre de Valencia en O´Donnel, pegado al Retiro, sobre la Puerta de Alcalá vista desde la glorieta de Cibeles. Feísmos hay muchos y, entre esos, está éste que tu traes en la foto, la cual es cojonuda. Bien, muchas veces todos hemos especulado qué motivos llevó a ello y cómo se llegó a eso. Hoy lo dejas claro en tus palabras "antes de cien".
Para salir de dudas una vez me fui a hablar con el decano de los arquitectos y le comenté el caso que el profesor Azcarate Ristori siempre había pregonado; efectivamente sus palabras fueron, en aquella charla privada, tan certeras como las tuyas. Muchas cosas, tantas o más dependían de decisiones de legos metidos en el poder y con un gusto agradecido, y una falta de honestidad y estética absoluta, a los bolsillos ajenos.
Así, tantos y tantos disgustos como nos vienen a los ojos son por esta causa y no por otras.
Espera un par de años y verás el cruce de Sevilla con Alcalá y en la cima de un edificio harán nuevamente de las suyas.
Pues si el poder mata, como decía Montesquieu, es porque está lleno de obtusos
Deica

Ángeles dijo...

Cuando veo a estos que se llenan los bolsillos y luego no tienen que devolver nada, ni se les cae la cara de vergüenza porque no tienen (no tiene vergüenza; cara sí que tienen, me acuerdo del chiste aquel:
-Ha sido usted detenido por robar un reloj. ¿Qué prefiere, pagar una multa o pasar el finde en prisión?
-Pasar el finde en prisión.
-Muy bien, caso cerrado.
-Y el reloj me lo quedo, ¿verdad?

Pues eso mismo, pero a lo grande.

Lan dijo...

Beato, el feísmo moral se ha legalizado. El otro ya se legalizó hace mucho. El asunto es hasta dónde aguantarán nuestras espaldas.
Saludos.

Lan dijo...

Sí, Ángeles, pero quién se lo permite. La justicia está hecha a su medida. Los gobiernos terminan por ampararlos porque, en el fondo, son de los suyos. Hay un corporativismo de clase que los conchaba a todos. O, al menos, es lo que me parece.