6 de agosto de 2013

Brainstorming

Mientras camino, juego a pensar las cosas, a adivinar su devenir. Pero, últimamente, noto que las cavilaciones no me llevan a parte alguna y, menos, a ninguna ilusión que me parezca verosímil. Pensando, ideo senderos diferentes pero, a cada paso, topo con otros nuevos que surgen espontáneamente y, al distraerme de los anteriores, me aturdo, pierdo el hilo y me embrollo en una mezcla de ideas que, como cordoncillos, terminan paralizándome la mente con su caos. Al final, mentalmente inmóvil, sigo andando con la inercia imparable de la caída de los cuerpos. La tormenta de ideas no sirve en solitario.

2 comentarios:

Ángeles dijo...

La tormenta de ideas a veces puede ser algo realmente tormentoso, te lo digo porque lo sé.
Pero quizá un paseo en burra (en burro no, ¿eh?)resulte relajante y ayude a desatar los cordoncillos esos que tan atinadamente has "metaforizado". ¿Lo has probado? Lo del paseo, digo.

Lan dijo...

Hace muchos años, Ángeles. Pero entonces no había tormentas en mi cabeza.