15 de febrero de 2014

Saber

Sonó el teléfono:
-        ¿Eres hijo de Dolores?
-        Sí.
-        ¿Nieto de Narcisa?
-        Sí.
-        No me conoces. Soy hija de Mariano, un sobrino de tu abuela.
-        Pues, tú dirás.
-        Me llamo Asun y sé que sabes mucho sobre los avatares de la familia.
-        Y, ¿qué quieres?
-        Quiero saber lo que tú sabes.
-        ¿No te importa sufrir?
-        No,  quiero saber.
-        Saber, algunas veces, es muy cruel. ¿Valdrá la pena?
-        El saber nos hace libres.
-        Y también, a veces, desdichados. Quizás eres muy joven.
-         Pero,  yo quiero.
-        ¿Estás segura?
-        Lo estoy, te daré mi correo.
-        Mi condición es: sin rencor.
-        Acepto.
-        Entonces, sea.

2 comentarios:

Ángeles dijo...

Me apuesto un cupcake a que es un caso real.

Lan dijo...

Y, pues casi. Como diría un argentino.
Saludos, Ángeles.