20 de marzo de 2014

Perdiendo la fe

Ni me gustan estas iglesias, ni estos curas. Estoy acostumbrada a iglesias antiguas, con torre y campanas, como la de mi pueblo. Me gustan los curas con sotana, leyendo el breviario o cavilando sobre las cosas santas plaza arriba y abajo con las manos atrás. ¡Cómo van a gustarme estos garajes, sin un Crucificado en condiciones, sin pinturas, santos, vírgenes, ni órgano y donde, sin sagrario, ponen al Señor en una caja de zapatos que ni siquiera es dorada!  No me pueden gustar. Es más, en estas iglesias, se le  quitan a una hasta las ganas de creer en Dios.

2 comentarios:

Ángeles dijo...

Tiene razón la señora: es que la parafernalia también tiene su importancia, sobre todo en las cosas de la fe.

Lan dijo...

A todo lo etéreo hemos de darle formas simbólicas, porque la fe sin símbolos es como una palanca sin punto de apoyo. Luego ya, si eso, podemos mover montañas. ;-)
Gracias por tus comentarios, Ángeles.